Años pegan al Santuario de Guadalupe
El Santuario de Guadalupe no ha sido inmune ni el descuido, ni el paso del tiempo ni la falta de vigilancia vecinal y policial. Las consecuencias de ello están a la vista.
En un recorrido realizado por El Siglo de Durango, se pudieron comprobar diversos problemas que aquejan al histórico templo y a sus alrededores, que además de daños vandálicos, sufre por otros que son estructurales.
Las paredes de la vieja iglesia, por un lado, muestran ya señales de humedad en ciertos puntos; además, elementos complementarios -como las banquetas- están severamente dañados, producto del alto flujo regular de personas y el poco mantenimiento.
Y es que el exterior del templo es uno de los sitios con mayor flujo de personas en Durango: cada fin de semana, el Tianguis del lugar recibe a decenas de miles de personas que han abonado a que banquetas y otras estructuras se dañen.
Además, los barrios cercanos sufren por severos problemas de vandalismo, que además de apreciarse en paredes de domicilios particulares, han alcanzado a la barda perimetral del propio Santuario.