15 de septiembre: un festejo vivo en medio de un patriotismo diluido
Hubo una vez un país de sentimiento nacional y alma patriótica, que fue despojado de sus bienes, avergonzado por la corrupción y herido por la violencia. Una nación que desvaneció su identidad, olvidó sus raíces y, sin embargo, todavía halla motivos de júbilo para celebrar.
En el calendario de la patria, fechas como el 15 de septiembre todavía exaltan en el ánimo popular sentimientos de amor a la patria, identidad y orgullo nacionales. Aunque sólo duran un día, mientras el resto del año se desvanecen, afirma Héctor Tejera Gaona, doctor en antropología y académico de la Universidad Autónoma Metropolitana.
Al mexicano sólo le queda un velo de patriotismo, afirma. Un sentimiento abstracto que hoy carece de sentido y contenido por lo que ya no somos, por lo que nos ha sido arrebatado y ya no poseemos como nación.
El patriotismo, explica, sólo emerge en medio de la fiesta, pero ésta no ofrece un modo más profundo de sentir pertenencia hacia la nación. "Entendamos por nación al conjunto de un Estado, un territorio y una frontera. Dicha configuración se dio gracias a la creación de instituciones, organismos, bienes materiales e inmateriales que le dieron identidad a la nación y, con ello, le otorgaron al mexicano un sentimiento de colectividad, unidad y pertenencia, que denominamos nacionalismo", explica.
Pero hay una disociación entre nacionalismo y patriotismo, afirma. En principio, estos dos conceptos son afines. El nacionalismo es el sentimiento de pertenencia a una nación y la identificación con su realidad. El patriotismo es el amor a la patria. "Todo apunta que uno conlleva al otro, que se complementan entre sí. Sin embargo, el primero ha ido desapareciendo, ya no se habla de nacionalismo, al parecer la posesión de la nación es algo que quedó en el pasado. Las fronteras se han ido diluyendo y hoy el mexicano también es un ser global, cosmopolita", dice.
Tejera enfatiza que a lo largo de los últimos 30 o 35 años ha habido una acción gubernamental sistemática para desgastar el sentimiento patriótico. "De alguna manera se ha ido desnacionalizando al país", dice. Esto ha sucedido por el despojo de bienes que se consideraban de la nación como Teléfonos de México, Ferrocarriles Nacionales de México, Petróleos Mexicanos, Luz y Fuerza del Centro, entre otras. Algunas de estas empresas del Estado han sido privatizadas y otras liquidadas. "Pero lo cierto es que nos hacían sentir que algo era realmente nuestro, mantenían el sentimiento de pertenencia, el sentir nacionalista".
Si el nacionalismo está diluido casi por completo, lo que queda es el sentimiento patriótico, afirma.
Entonces, ¿cómo amar a una patria que poco a poco ha sido despojada de los bienes nacionales que la constituyen? De alguna manera, explica, los triunfos pasados o el inicio de la gestación de la nación otorgan al mexicano el sentimiento patriótico. "El Día de la Independencia en es el momento en el que el corazón del mexicano se vuelca en amor por su país, aunque algunos solamente se interesen por la fiesta. El día de la Independencia el verde, blanco y rojo se dibuja en el rostro y automáticamente se grita: ¡Viva México! ¡Vivan los héroes de la Independencia! ¡Viva Miguel Hidalgo y Costilla! ¡Viva José María Morelos! Aunque se desconozca quién hizo qué, aunque en este momento su legado haya dejado de tener injerencia en la política del país", dice.
SE VIVE DE DIFERENTES MANERAS
Hablar de patriotismo nos remite a la noción de patria dice la doctora Rosalba Ugalde. "En un sentido llano, la patria es el lugar donde se nace, pero no sólo eso, también conlleva la posesión de una cultura. Por lo tanto, el patriotismo es el amor a esa patria y a todo lo que ella representa, explica.
Ugalde equipara el patriotismo con la conciencia social y afirma que es "algo que se va desarrollando en cada individuo y que tiene que ver con su formación desde el hogar, desde la escuela, el entorno social, los medios", pues todo influye.
Sin embargo, ese sentimiento o conciencia es muy diversa y en ocasiones dispar. Cada individuo experimenta el patriotismo de manera diferente, explica. Existen hombres sumamente comprometidos con su patria, otros que en ciertas ocasiones o con específicos objetos y lugares perciben el amor por ésta, y hay a quienes la idea de patriotismo les es completamente ajena, incluso llegan a odiar, menospreciar y negar a su patria.
Como refiere la doctora Ugalde, es un sentimiento que se desarrolla de acuerdo con la educación de cada quien.
Si bien el patriotismo es un concepto abstracto, dice, éste se vuelve más complejo al aceptar sus diferentes matices de acuerdo con las diferentes clases sociales, ideologías y razas que existen en el país. Lo que quiere decir que hay diferentes posturas frente al patriotismo.
El patriotismo se vive de diferentes maneras, de acuerdo con el estrato social y la ideología, pero hay un día que parece que dicho sentimiento se homogeniza.
El 15 de septiembre es para los mexicanos un momento clave para expresar la efusividad por una patria que olvidan el resto del año.
El patriotismo, que es parte de la cultura, sólo es atendido en la forma, porque el fondo carece de interés y cuidado, dice. "En un sentido estricto, el patriota no sólo experimenta un sentimiento, también debe estar consciente de la realidad de su patria. Pero en México sólo se prefiere, se impulsa y se publicita que la gente haga la forma; es decir, se fomenta la celebración, en este caso la fiesta del 15 de septiembre. Pero más allá de eso, no pasa nada".
La doctora Ugalde explica que, aunque han existido indicios de que en cualquier oportunidad el fondo se retomará, dejará de estar en el olvido, porque parece que en los momentos críticos el mexicano despertará y luchará por un cambio movido por el amor que le tiene a su patria, éstas sólo han sido ilusiones. El patriotismo sigue estando diluido y supeditado al concepto de festejo.