Este dormir sin sueño

Este dormir sin sueño que te oprime, lenta, inexorablemente.

Este árbol que te abraza hasta oprimirte y en la asfixia te libera; ya sin aire para juzgar ya sin aire, ya sin sangre.

Ya sin vida ni sangre que te mueva, solo este fluir de tierra en cascada te caerá encima sin olvidarte, sabiendo como se sabe quién eres, lo que has contado, lo que cantaste, y ahora callas.

Este yacer de agua que se derrumba y se extiende como río imaginando cauces, entre el frío mármol, rezos, canteras centinelas.

Rezos son ojos y domeñan el antiguo oficio de fabricar lágrimas y soltarlas para saciar la sed de sauces encendidos.

(No hay Dios que las evite, sola las fomenta y con ellas se alientan catedrales).

Lágrimas corren sin piernas ni acento hasta que el viento te las sella en la mejilla, oficio antiguo éste de las lágrimas te llevan a la orilla de la nada y en ella te hunden, te derrumban de manera definitiva, hasta quedarte dormido, no sé si de sueño o de cansancio o de tanto esperar la espera.

Y de pronto llega, la noche de un lunes de septiembre, con lluvia sobre los rieles que duelen de frío, de la dén definitivo donde se viaja sin boleto y sin regreso: “¿Dónde la paz, dónde el amor?, Dónde lo primero del hombre?, No es cierto que estemos triunfando”, decías.

No son lágrimas, es la helada lluvia que te acompaña en ese andén donde paren los ayeres.

¡Ahora todos saben, lo llevas en la cara, a eso saben tus mejillas, a sal, a eso saben!

Y la sal y la mar tienen su tiempo: Es el tiempo de dormir sin sueño, Inexorable, lentamente.

La vigilia es a veces, ese caminar de prisa, ordenada, acelerada, fría, definitiva, hacia ninguna parte.

Este dormir sin sueño te ha llegado en lunes…a ti que tanto te gustaban los lunes…

Este dormir sin sueño que te oprime, Lenta, inexorablemente.