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Suave Patria

LETRAS DURANGUEÑAS

Suave Patria

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EL SIGLO DE DURANGO

PRIMER ACTO

Patria: tu superficie es el maíz, tus minas el palacio del Rey de Oros, y tu cielo, las garzas en desliz y el relámpago verde de los loros.

El Niño Dios te escrituró un establo y los veneros del petróleo el diablo.

Sobre tu Capital, cada hora vuela ojerosa y pintada, en carretela; y en tu provincia, del reloj en vela que rondan los palomos colipavos, las campanadas caen como centavos.

Patria: tu mutilado territorio se viste de percal y de abalorio.

Suave Patria: tu casa todavía es tan grande, que el tren va por la vía como aguinaldo de juguetería.

Y en el barullo de las estaciones, con tu mirada de mestiza, pones la inmensidad sobre los corazones.

¿Quién, en la noche que asusta a la rana, no miró, antes de saber del vicio, del brazo de su novia, la galana pólvora de los juegos de artificio?

Suave Patria: en tu tórrido festín luces policromías de delfín, Suave Patria y con tu pelo rubio se desposa el alma, equilibrista chuparrosa, y a tus dos trenzas de tabaco sabe ofrendar aguamiel toda mi briosa raza de bailadores de jarabe.

Tu barro suena a plata, y en tu puño su sonora miseria es alcancía; IMA GENT OMAD AD EI NTERNET y por las madrugadas del terruño, en calles como espejos se vacía el santo olor de la panadería.

Cuando nacemos, nos regalas notas, después, un paraíso de compotas, y luego te regalas toda entera suave Patria, alacena y pajarera.

Al triste y al feliz dices que sí, que en tu lengua de amor prueben de ti la picadura del ajonjolí.

¡Y tu cielo nupcial, que cuando truena de deleites frenéticos nos llena! Trueno de nuestras nubes, que nos baña de locura, enloquece a la montaña, requiebra a la mujer, sana al lunático, incorpora a los muertos, pide el Viático, y al fin derrumba las madererías de Dios, sobre las tierras labrantías.

Trueno del temporal: oigo en tus quejas crujir los esqueletos en parejas, oigo lo que se fue, lo que aún no toco y la hora actual con su vientre de coco.

Y oigo en el brinco de tu ida y venida, oh trueno, la ruleta de mi vida.

RAMÓN LÓPEZ VELARDE (1888-1921)

Escrito en: LETRAS DURANGUEÑAS oigo, hora, toda, Patria:

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