Kiosko

Fruta

Guillermo Favela P.

Comienzan las horas a parecerse a ellas mismas; divagan entre las cosas que son cotidianas; miro un reflejo en mis manos que tocan, acarician las mismas horas, contemplo una fruta en la mesa, me siento, la miro como una congoja de mí mismo, ella sola en la mesa, yo solo en el tiempo.

Reflexión sin ubicuidad sobre lo que es el tiempo, que pasa de modo inadvertido. Miro y miro esa fruta que lenta se consume, lenta se fusiona con el cosmos. Surgen preguntas de mi conciencia a mi tiempo, el tiempo; a esa fruta que se consume como yo a destiempo, al destiempo de una pregunta. Esa fruta es como mi jugo, mi esencia, la savia de mí hacia esa pregunta, hacia ese tiempo que me consume en esa forma integral que circula, divergente.

Observo la mesa con sus contornos, sus patas, miro una y luego otra; sus contornos. Luego la fruta sola que se transpone a sí misma, se ubica lenta, lenta concepción de la soledad, entre esa fruta y yo y el tiempo que es rima reflexiva como mi misma reflexión.

Sentado la miro, veo su imagen en mi mente, veo que envejece, fenece lentamente con la parsimonia que transgredió el follaje de su nacimiento.

Esa fruta que en tanto una pregunta que circula como una semilla que germina como mi tiempo al estar sentado, divagando. La miro y soy ella misma que se consume en mis preguntas; me paro, doy dos pasos o tres, la tomo, la acaricio y su aroma transgrede mi cuerpo; la tomo con las dos manos y lentamente se convierte en polvo.

Escrito en: fruta, miro, lenta, consume

Noticias relacionadas

EL SIGLO RECIENTES

+ Más leídas de Kiosko

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas