El Minotauro se encerró en su laberinto porque sabía que los hombres eran unos monstruos.
Edipo se sacó los ojos para castigarse por su crimen, pero siguió viéndose a sí mismo.
Zeus tomó la forma de un cisne para poseer a Leda. Ahora ella lo rechaza: le gustan más los cisnes.
Los hombres que inventaron a los dioses hicieron caer sobre ellos una terrible maldición: los hicieron inmortales.
Narciso se enamoró de su propia persona al verse en un espejo. Un día el espejo se quebró, y Narciso cayó muerto.
Ulises tapó con cera los oídos de sus marineros para que no oyeran el canto de las sirenas. Cuando llegó a Ítaca él se los tapó para no oír los regaños de Penélope, que le preguntaba con enojo por qué había tardado tanto.
¡Hasta mañana!...