Pocas posibilidades para emprender un negocio
Cuando se escucha la palabra "emprendedor" por lo general se piensa en jóvenes con novedosas ideas que generan sus propias empresas. Algunos de ellos tienen la fortuna de ser parte de una familia con los suficientes recursos económicos para financiarlos y los demás, quizás la mayor parte, deben buscar opciones ya sea de gobierno o de la banca privada para tener dinero e iniciar el negocio.
Si bien es cierto que en los últimos años se le ha dado impulso a los "emprendedores", es claro que aún es insuficiente ante las pocas posibilidades reales que existen para que un joven obtenga los recursos económicos necesarios para establecer una empresa, pues la demanda en las convocatorias que emiten las diferentes dependencias gubernamentales rebasa por mucho a la bolsa disponible.
Es conocido que hasta hace muy poco, las instituciones de educación superior le dieron importancia a fomentar una cultura de emprendedor entre sus estudiantes, ya que por lo general la orientación estaba enfocada a generar buenos empleados, esa era la premisa del grueso de la población estudiantil: titularse y conseguir un buen trabajo con la idea de algún día llegar a ser jefe. No se les brindaban las herramientas para ser independientes y generadores de empleo. Eso, poco a poco cambia.
Aunque a nivel municipal, estatal y federal hay algunas instituciones que atienden el tema del desarrollo económico, todos se enfocan en las convocatorias que emite el Instituto Nacional del Emprendedor (INADEM). Es decir, todos quieren sacar el dinero del mismo fondo y pocos son los gobiernos locales que le meten recursos propios. Esto por supuesto, limita todavía más las posibilidades de ser uno de los ganadores.
Ahora bien, existe una problemática real a la que poca atención se le pone. En México, el concepto de "emprendedor" se limita a los jóvenes de 18 a 35 años de edad pero existe un importante número de personas que no encajan en ese rango, que además de sus buenas ideas, poseen experiencia y tienen la necesidad real de contar con una fuente de autoempleo pero para ellos las opciones son más reducidas. Y entonces se tiene que recurrir a los presta nombres para poder ser beneficiario de algún programa, a endeudarse con créditos poco competitivos o caer en las manos de los agiotistas, deshacerse de su patrimonio u optar por la informalidad.
En México y en Durango hay historias de vida de gente que después de brindar sus servicios durante varios años en una empresa o dependencia de gobierno ha sido despedida repentinamente y se enfrenta a una severa crisis económica. A mayor edad, menor posibilidad de ser recontratado y pocas esperanzas de ser beneficiario de algún crédito para emprender pues no son sujetos de apoyos. Atraviesan por una situación realmente desesperante y varios optan por la migración o regresan, irremediablemente, a ser empleados en lo primero que encuentran.
Es claro que propiciar la generación de nuevas fuentes de empleo con salarios dignos es un compromiso pendiente de los diferentes niveles de Gobierno además de la atención a sectores que se quedan rezagados para que ellos también tengan la oportunidad de ser empresarios. Suena una misión imposible.
PUNTO Y APARTE.- Tras la rehabilitación del Mercado Gómez Palacio después del incendio de la noche del 31 de diciembre y que afectó a 107 locales, este espacio luce en condiciones inmejorables para brindar un buen servicio a la población, en especial a los turistas que visitan la ciudad capital.
Ahora que ya ha sido superada la crisis, parece el momento propicio para poner orden en el uso y administración del Mercado, así como los derechos y obligaciones de cada uno de las personas que rentan los locales por una mínima cantidad diaria.
Sin duda, son muchos los ciudadanos interesados en tener un puesto en el Mercado Gómez Palacio pero estos espacios ya son considerados hasta como una herencia familiar entre los locatarios. Hay que revisar la situación jurídica y administrativa del lugar.
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