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ARMANDO FUENTES AGUIRRE

John Dee logró por fin descifrar el poema de Parménides.

A nadie comunicó que había hallado la clave para entender aquel poema, más sibilino que los oráculos de las sibilas, más hermético que las sentencias de Hermes.

Sucedió que John Dee se enamoró. Lo sedujo la belleza de una aldeana de senos opulentos y grupa de Venus Calipigia. La muchacha era ignorante. No sabía leer, y lo único que podía escribir penosamente era su nombre. Jamás se había alejado más de dos leguas de su casa, y hablaba con el pesado acento de los rústicos. Aún así John Dee la desposó, pues un busto y un trasero como los que ella poseía anulaban todas las ignorancias.

En el curso de una noche de pasión le preguntó:

-¿Sabes qué es el amor?

-Sí -respondió ella-. Es la única y última verdad; la que encierra todas las verdades.

-¡Mira! -exclamó John Dee, asombrado-. ¡Eso es lo que está oculto en el poema de Parménides!

¡Hasta mañana!...

Escrito en: Mirador John, poema, todas, trasero

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