Río de Nazas frondoso
¿Para qué te conocí,
Río de Nazas frondoso,
Si ya va a expirar el gozo
Del tiempo en que te vi?
Fuiste el lugar primero
A quien fueron dedicados
Mis pastorales cuidados
Sin conocerte; mi esmero
Te dediqué todo entero
Desde que nombrado fui
Tú Cura; más ¡hay! de mí.
¡OH! nunca lo hubiera sido
Si así te he de ver perdido.
¿Para qué te conocí?
Ya de tu hermosa rivera,
La constante amenidad,
Que casi siempre durar
Hace en ti la primavera,
En mí no será lo que era:
Quietud, sosiego, reposo,
Paz, contento y alborozo,
Que todo encontrar solía,
Cuando a tu margen salía
Río de Nazas frondoso.
La cordial satisfacción
Que el mutuo trato me daba,
De sus gentes, en que hallaba
Descanso mi corazón,
Dulce hacía mi ocupación
Pero dejarla es forzoso;
Ya se acerca presuroso
De mi partida el momento,
Ya ve su fin mi contento,
Pronto va a expirar el gozo.
Me voy ¡OH palabra dura!
Cara mía, mi amada grey,
Me voy, que una nueva ley
De mi superior me apura.
No puede tu amante Cura
Permanecer más en ti;
Voy, sin remedio, si,
Me voy, pero hará mi gloria,
Amar siempre la memoria
Del tiempo que en ti viví.
PÁRROCO JOSÉ ANTONIO
LAUREANO ZUBIRÍA ESCALANTE, 1823.
(Poema titulado por OJL solamente para uso periodístico).