Complicidades, causa de muertes

En las minas de carbón de Coahuila han muerto 3,103 mineros en explosiones y otros siniestros desde 1900, como consecuencia de la complicidad entre autoridades y empresarios que deriva en condiciones laborales casi de esclavitud moderna.

A pesar de lo anterior ni una empresa ha sido penalizada por sus malas condiciones de seguridad laboral, advierte el informe "El carbón rojo de Coahuila: aquí se termina el silencio", elaborado por la organización Familia Pasta de Conchos con el apoyo de la organización Heinrich Böll, y presentado este lunes al conmemorarse 12 años de la explosión que cobró la vida de 65 mineros.

El informe advierte que la tragedia en Pasta de Conchos no fue resultado de una caprichosa acumulación de gas, sino de un siniestro que pudo evitarse, ocasionado por un sistema de ventilación insuficiente y por las precarias condiciones de seguridad y mantenimiento en las instalaciones de la mina propiedad de Grupo México.

"Esta es la única empresa que no recupera muertos", aseguró Elvira Martínez Espinoza, esposa de uno de los mineros muertos en Pasta de Conchos.

Por eso, los familiares de las víctimas mantienen la exigencia de que sean rescatados los restos de las 63 víctimas y que sus familias y comunidades reciban la reparación de los daños.

Rodrigo Olvera, miembro de la Organización Familiares Pasta de Conchos, aseguró que no sólo fallan las inspecciones de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), pues también está la protección a las empresas y el abandono de la región carbonífera de Coahuila.

"Cuando esta tragedia nos alcanzó comprendimos que los mineros perdían la vida por la negligencia y el abuso de las empresas, del sindicato minero y del gobierno", afirmó Martínez Espinoza. "Fue el destape de todas las condiciones de los trabajadores de las mineras", dijo.

Aseguró que una semana antes de la explosión Grupo México y STPS firmaron un acta donde se aseguraba que toda la mina estaba en perfectas condiciones. "La STPS hizo actas y ahí están las faltas que tenían que ser reparadas, pero no hicieron caso",

Al advertir de las precarias condiciones en que han laborado los mineros en Coahuila y el resto del país, el informe señala el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) tardó más de 20 años en dar protección a mineros.

El sindicato minero a su vez jamás se presionó al IMSS para que incluyera a los trabajadores y descartaba las huelgas para exigir mejores salarios.

En la entidad, además, no hay un hospital de especialidades que atienda enfermedades propias de los mineros de carbón, como padecimientos oculares, enfermedades en la piel y la silicosis.

Esta enfermedad ocurre al respirar un polvo que se impregna en los pulmones hasta cortar la respiración del minero. Afecta también a la comunidad, que debe convivir con las minas y la lavadora de carbón.

Para el obispo de la diócesis de Saltillo, Raúl Vera, la zona carbonífera de Coahuila revela lo que pasa en todo el país. "German Larrea (dueño de Grupo México) tiene minas en otros lados y ocurre lo mismo: producir carbón al menor costo aunque se pierdan vidas humanas", afirmó.

"Son criminales el gobierno federal, estatal, la Secretaría del Trabajo, son una complicidad criminal", dijo.

Vera reconoció que el principal logro de la organización fue haber convocado a los mineros y a sus familias para "revertir los factores criminales en los que empresarios del carbón y funcionarios en el gobierno del estado de Coahuila y en el gobierno federal se han apoyado para enriquecerse a base de la explotación de los mineros del carbón".

Cristina Auerbach, coordinadora de la investigación, señaló que "elaborar este informe ha sido una experiencia de mucho dolor e indignación por lo que el Estado ha hecho históricamente en la región."

Durante la presentación, Dawid Bartelt, director de la Fundación Heinrich Böll México destacó que el carbón contribuye más a la crisis climática mundial que cualquier otra fuente de energía, y su extracción y quema provoca daños irreversibles en el medio ambiente y en la salud de las personas.

"Apoyamos a la organización Familia Pasta de Conchos en esta investigación para conocer más de los impactos ambientales y a la salud de la minería del carbón en México, y que su enorme costo social no permanezca oculto", dijo.

Responsabilizan a Gómez Urrutia y al gobierno

La asociación civil Familia Pasta de Conchos, conformada inicialmente por familiares de los 65 mineros que perdieron la vida en una explosión en la mina 8 en San Juan de Sabinas, Coahuila; responsabilizaron a Napoleón Gómez Urrutia, al Gobierno y la Empresa Grupo México, de la tragedia registrada hace 12 años.

"Napoleón Gómez Urrutia vendió los emplazamientos a huelga en #Pasta de Conchos y era el sindicato de protección de la contratista General de Hulla. Cobró cuotas a mineros sin sindicalizar. No es la víctima. Junto con la empresa y el Gobierno son culpables de la tragedia", puede leerse la cuenta de twitter de dicha organización social.

Dicho mensaje se pudo leer horas después de la presentación del informe "El Carbón Rojo de Coahuila: Aquí se Acaba el Silencio" en la Ciudad de México; en el marco del XII Memorial de Pasta de Conchos, documento en el que señalan y documentan la realidad de la extracción de carbón en Coahuila.

En documento está conformado por 142 páginas y siete capítulos. Es en el capítulo 03 El corporativismo del carbón rojo en el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana; donde se aborda ésta situación.

Allí detallan el trabajo realizado por Napoleón Gómez Sada y, posteriormente, el de su hijo Napoleón Gómez Urrutía; como dirigentes sindicales de los trabajadores mineros, así como su trayectoria política y sindical.

"Esta práctica de negociar el desistimiento del emplazamiento a huelga sin mejorar las condiciones de seguridad no ocurrió sólo en el año 2006, sino que era una práctica recurrente", se puede leer en el informe; precisamente tras referir que cada año el sindicato emplazaba a huelga a Grupo México, por violaciones graves a la seguridad y que ponían en riesgo la vida de los trabajadores.

Aunque se detalla que en el caso de Pasta de Conchos, esa huelgas nunca estallaron y permaneció la inseguridad. Pues como se recordará el 19 de febrero de 2006 se registró una explosión en el interior de la mina 8 llamada Pasta de Conchos, en el municipio de San Juan de Sabinas.

En el lugar murieron 65 trabajadores mineros, de los cuales solo se pudo rescatar los cuerpos de dos de ellos; mientras que los 63 restantes quedaron en el interior de la mina. Lo anterior, luego de que fueran suspendidos los trabajos de rescate y pese al reclamo e inclusive promesa de rescatarlos, esto no ha ocurrido.

"Al igual que su padre, Napoléon Gómez Urrutia permitió e hizo de la extracción del carbón rojo un gran negocio, no asumió ninguna responsabilidad por la vida, la salud y la muerte de los mineros que, ocurría sin condiciones de seguridad, sin registro en el IMSS sin representación sindical", se lee en el documento y establece que a partir de 2002, fecha en que Gómez Urrutia asume la dirigencia sindical, al menos tres mil mineros del carbón trabajaron en tales condiciones.

El citado documento fue realizado por Elvira Martínez Espinoza, Esmeralda Saldaña Saldaña, Rodrigo Olvera Briseño, Jorge Omar Navarro Ballestero y Cristina Auerbach. La publicación del mismo se realizó con el apoyo de la Fundación Heinrich Böll México y El Caribe, estableciéndose que su contenido es responsabilidad exclusivamente de sus autores. (René Arellano-El Siglo de Durango)