Editoriales

La cleptocracia

SERGIO AGUAYO

SERGIO AGUAYO

El domingo, los tres candidatos se lanzaron contra la corrupción sin decir nada sobre sus respectivos "impresentables". Lo hacen porque no saben cómo resolver la telaraña cleptocrática que aprisiona la política nacional. Un ejemplo nítido es el fondo creado para atender a los damnificados y a la reconstrucción.

Sinopsis. El sismo del 19 de septiembre del año pasado sacudió a México, para reparar los daños en la capital se armó, con donativos y partidas presupuestales, una bolsa con 14 mil millones de pesos. Queriendo ungirse de transparencia, crearon una comisión integrada por ciudadanos honorables y nombraron un comisionado de buena reputación.

Hay evidencia de que a finales de 2017 ya se habían reblandecido las buenas intenciones del jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera y de tres asambleístas: Leonel Luna (PRD), Mauricio Toledo (PRD) y Jorge Romero (PAN). El triunvirato (o truhanvirato como lo bautizara Leonardo Curzio) aprobó una norma que les da la facultad de "autorizar, supervisar, vigilar y proponer" el ejercicio de esos recursos. Mancera aceptó la maniobra y se escudó en esa sonrisa de beato laico que ha caracterizado a su gobierno. El triunvirato ya repartió 7 mil 754 de los 14 mmp, confirmando así, que la Ciudad de México está gobernada por una cleptocracia (con algunas excepciones).

Supongo que esos recursos sirvieron en las arduas negociaciones que culminaron en el "palomeo" de tres de ellos. Mancera está en un lugar seguro (por ahora) porque va en la lista de senadores del PAN y Luna y Toledo fueron incluidos en la relación de quienes integrarán (por un tiempo al menos) la fracción del PRD en la Cámara de Diputados. No se preocupen por Jorge Romero; encontrará acomodo para protegerse de investigaciones futuras. El fuero del legislador es el capote del presunto culpable.

La maniobra fue tan burda que ya renunció el comisionado Ricardo Becerra, argumentando que el reparto de los 7,754 mdp "no tiene relación alguna con el diagnóstico de las necesidades" (cita textual de su carta de renuncia). También se despidieron Katia D'Artigues, Mauricio Merino y Fernando Tudela.

El domingo pasado Ricardo Anaya llenó el Auditorio Nacional y vociferó contra la corrupción, pero calló sobre el saqueo de los fondos para la reconstrucción, pese a que la indignación ha inundado las redes y los medios. ¿Por qué?

Hubo un tiempo en que el PAN y el PRD (o sus encarnaciones previas) se basaban en principios y competían en congruencias. Reviso las biografías del triunvirato y me pregunto por la metamorfosis vivida por éste. Leonel y Toledo tienen padres sindicalistas (uno mexicano y el otro chileno) y mamaron historias de gestas proletarias. Imagino que cambiaron por una revelación mística. Mientras abordaban el metro Pino Suárez se les acercó Carlos Hank González en forma de vagonero y discretamente les aconsejó "un político pobre es un político pobre". A Jorge Romero me lo figuro tomando como referente al Papa Alejandro VI.

El triunvirato y Mancera están involucrados como gobernantes a la especulación urbana, al corporativismo que compra voluntades y son gladiadores en la arena donde se disputan presupuestos y cargos. Forman parte de esa generación de políticos que, incapaces de convencer con ideas, necesitan dinero para poder comprar conciencias, alimentar grupos y contemplar sonrientes el futuro.

Lo aquí descrito se replica por todo el territorio nacional y quienes ahora compiten por la presidencia o por otros cargos, tienen que lidiar con el hecho de que en las elecciones mexicanas pesan, y mucho, el dinero y las clientelas. Las ideas y los principios sirven para los discursos. Cada aspirante maneja esa realidad como puede, evitando meterse en incómodos detalles; por eso nunca detallan cómo piensan desmontarla. Eso también explica el porqué los tres aspirantes a la presidencia cargan con un costal de "impresentables".

Desmontar ese andamiaje es uno de los retos de nuestro tiempo (los otros son la violencia y la desigualdad). Mi aportación en este espacio es intepretar la realidad y describirla con crudeza. El saqueo de los fondos para los damnificados y la reconstrucción que están llevando a cabo Mancera, Luna, Toledo y Romero es una infamia que exhibe, en consecuencia, a Anaya como un farsante.

Twitter: @sergioaguayo

Colaboró Mónica Gabriela Maldonado Díaz.

Escrito en: La cleptocracia triunvirato, tres, Toledo, Mancera

Noticias relacionadas

EL SIGLO RECIENTES

+ Más leídas de Editoriales

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas