Los hombres de la antigüedad no sabían lo mucho que sabemos los hombres de este tiempo.
Cuando estallaba el rayo pensaban que su dios estaba irritado, y expresaba así su cólera.
La noche de antier se abatió una tormenta eléctrica sobre mi ciudad.
Por allá y por aquí caían los rayos. Su luz fantasmagórica y el fragor del trueno ponían temores en el ánimo.
En ese momento yo leía el periódico.
Violencia.
Corrupción.
Delincuencia.
Impunidad.
Pobreza.
Drogas.
Y en el cielo rayos. De veras: seguramente Dios está irritado.
¡Hasta mañana!...