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Todos queremos ser embajadores

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OMAR ORTEGA SORIA

Para muchos el mundo diplomático está lleno de glamour, es sinónimo de viajar, asistir a eventos sociales, vestir bien, hablar varios idiomas, tener choferes, guardaespaldas, inmunidad, vivir en una enorme residencia, y por supuesto, todo a costa del erario público. Por lo que ha sido tradicionalmente una excelente opción laboral, desde políticos que son premiados con un nombramiento de Embajador en algún país europeo, o incluso para muchos estudiantes que sueñan ser parte del Servicio Exterior Mexicano (SEM).

Sin embargo, la realidad no es tan acogedora, en especial para los miembros del SEM, quienes al ingresar no saben a qué país serán enviados, situación que es más de pensarse cuando tienen familia, ingresan con un salario muy simbólico, que puede ponerlos en apuros en zonas de vida muy cara, a lo que se le suman los problemas de adaptabilidad o incluso, pensando a largo plazo, su jubilación. No todo es miel sobre hojuelas.

Como sociedad no hemos entendido el digno papel que han desempeñado los miembros del SEM, con episodios tan brillantes como el Tratado de Tlatelolco, que permitió crear una zona libre de armas nucleares en el mundo, la facilitación del proceso de paz en Centroamérica a través del Grupo Contadora; que decir de Gilberto Bosques, quien salvó a 40 mil personas durante la Segunda Guerra Mundial, o de diplomáticos de la talla de Octavio Paz y Jaime Torres Bodet.

Pero más allá de eso, muy poco conocemos del trabajo diario de los 1,400 integrantes del SEM que nos representan y luchan por nuestros intereses en el mundo, a la vez que protegen a los mexicanos en el exterior, por ejemplo en 2017 atendieron más de 190 mil casos de protección y asistencia a mexicanos y realizaron 5.5 millones de actos consulares en todo el mundo.

De aquí la importancia de la reforma que aprobaron esta semana nuestros Senadores para actualizar la Ley del Servicio Exterior Mexicano, lo que realmente es un acto de justicia y de reconocimiento a todo su trabajo. Durante los últimos veinte años su salario no había sido actualizado, por lo que había perdido un 40% de su poder adquisitivo, incluso se señalaba la importancia de hacer al SEM más incluyente con las mujeres, ya que solo 1 de cada 4 embajadores, son mujeres.

Entre los cambios aprobados destaca que ahora podrán decidir a qué edad se jubilan, si a los 65 o hasta los 70 años, esto con el fin de aprovechar su experiencia y capacidad, al mismo tiempo se eliminó la discriminación que provocaba que únicamente personas menores a 30 años pudieran aspirar a ingresar al SEM, ahora la edad ya no será limitante.

La reforma incluye un apoyo económico complementario a la pensión del ISSSTE hasta en un 50 % más a los ya jubilados, y en un 100 % más a los próximos por jubilarse, la ayuda para el pago parcial de guardería y prescolar, el apoyo integral para la educación y asistencia

Para dependientes económicos con discapacidad, la incorporación de la licencia de paternidad y de mecanismos flexibles de separación del SEM por comisión en otras dependencias del gobierno federal o trabajo en organismos internacionales. Asimismo, en materia de transparencia y rendición de cuentas, ahora los Embajadores y Cónsules Generales, deberán enviar por escrito al Senado un informe anual de actividades.

Sin lugar a dudas, son buenas noticias para servidores públicos que mucho han dado por nuestro país y que han pasado desapercibidos para la opinión pública. Por lo pronto, ahora continuará su ruta legislativa, y muy seguramente será aprobada por los Diputados Federales. Ojalá que así de valiosas y de importantes fueran todas las reformas.

Twitter: @omarortegasoria

Escrito en: Pulso Legislativo ahora, SEM,, país, miembros

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