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Para recordar al profesor Manuel Lozoya Cigarroa

LETRAS DURANGUEÑAS

Para recordar al profesor Manuel Lozoya Cigarroa

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El SIGLO DE DURANGO

El árbol del matrimonio. Don Agustín Cigarroa fue un personaje célebre de la ciudad de Durango, y que por muchos años cuidó el Parque Guadiana. Era originario de Mapimí y se hacía contemplar de chicos y grandes por su singular indumentaria: vestía chamarra y pantalón de gamuza con flecos colgantes del mismo material, usaba barba blanca que le caía sobre el pecho y sombrero de fieltro de ala ancha. Cabalgaba un precioso caballo de color tordillo, casi blanco en el cual paseaba cotidianamente todas las mañanas por la vieja alameda de la ciudad. Saludaba cortésmente a toda persona que se encontraba a su paso, fueran o no conocidos suyos y finalmente llegaba al Parque donde se pasaba todo el día haciendo arreglos de árboles y jardines, dando de comer a los patos y gansos del viejo lago y de cuando en cuando narrando historias y leyendas de su tierra y las que conocía de la legendaria ciudad de Durango. Era reservado en su trato y austero de conversación, característica que junto con su edad como de unos sesenta años, hacían que se le pusiera atención a sus pláticas y se le diera todo el crédito de veracidad a sus informaciones. Era pariente muy cercano de mi abuelo materno Ignacio Cigarroa y esto hacía que se frecuentaran seguido y pasaran largo tiempo platicando de mil cosas. Con mucha frecuencia llegaba con la noticia de que pronto habría boda entre la señorita fulana y el joven zutano porque había visto a la pareja sombrearse a las doce del día en el árbol del matrimonio y prorrumpía en sonora carcajada diciendo: ellos dos ni cuenta se dieron, pero yo tengo por regla cierta, y confirmada por muchos años, que toda pareja de hombre y mujer que a las doce del día en ese árbol... se casan a los pocos días. Recuerda tú de Clemente y María, que siendo primos hermanos se casaron, precisamente por haberse sombreado como unos dos meses antes en ese árbol. También el caso de Petra y José María, que duraron doce años de novios y todo mundo decía que ya no se casarían, y cuando un día los vi debajo del árbol a esa hora, dije para mí: No tardarán en casarse y dicho como sucedido, se casaron a la vuelta de un mes. Mi sobrina Rebeca no lo creía y en plan de burla ella y su novio Arturo me preguntaron cuál era el árbol y al llevarlos y sombrearse en él, se casaron sin haberlo pensado antes. Así te puedo contar miles y miles de casos de parejas que han unido sus destinos para siempre, nada más por haberse sombreado en ese ahuehuete que algo tiene de mágico o hechicero para ejercer tanta influencia en los destinos humanos.

Don Agustín Cigarroa fue desocupado de su empleo como guardián del Parque Guadiana y se fue a morir a su tierra Mapimí, dejando entre sus amigos, familiares y conocidos la existencia de un árbol en el Parque Guadiana de Durango que tiene la virtud, cualidad o facultad de hacer que se casen las parejas que se sombrean debajo de su follaje. Así sean solteronas y solterones pasados de edad, amantes, viudas, solteros o casados; encuentran el recurso del matrimonio, cuando consiguen llevar a la persona amada a la sombra del ahuehuete legendario precisamente a las doce del día. (Texto tomado del libro “Leyendas y Relato del Durango Antiguo. Segunda parte, 1987, de la autoría de Manuel Lozoya Cigarroa).

Escrito en: LETRAS DURANGUEÑAS árbol, Cigarroa, Parque, doce

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