Y entonces ¿encarcelará Peña Nieto a Anaya o viceversa?
Y de pronto la contienda electoral dio un vuelco inesperado: Ahora el interés se centra en saber si Ricardo Anaya Cortés logrará, en caso de ganar la contienda, meter a la cárcel a Enrique Peña Nieto, o si el presidente hará lo propio con el panista en cuanto terminen los comicios.
Las nuevas acusaciones contra Anaya, promovidas a través de un video en redes sociales la semana pasada en el que se vuelve a señalar al aspirante panista de lavar y recibir dinero ilegal para su campaña electoral, propiciaron que el aludido "se le fuera al cuello" al presidente Peña Nieto: lo responsabilizó de su seguridad y la de su familia, además de ser mucho más insistente e incisivo para, en todo foro a su alcance, asegurar que va a proceder penalmente contra Peña, una vez que llegue a la presidencia.
El enfrentamiento no parece tener vuelta atrás y, de hecho, llega a su momento más álgido cuando faltan escasos 18 días para acudir a las urnas. Ahora seguramente vendrá una serie de acusaciones mutuas, de las cuales el peor librado podría ser Ricardo Anaya, por el momento electoral que se vive. Peña Nieto, por su parte, ya no puede descender más en popularidad y aceptación.
Así las cosas y, de cara al tercer debate presidencial que se llevará a cabo hoy en Mérida, es previsible un ríspido encuentro entre el priísta José Antonio Meade y Anaya Cortés. De hecho, ya se lanzaron señalamientos mutuos de fuerte contenido durante el fin de semana. Los ánimos andan, pues, muy caldeados entre ambos.
En cuanto a Andrés Manuel López Obrador, puede aprovechar mejor el momento y explayarse respecto a su proyecto de gobierno, sin la máxima presión que le significa ser el blanco de sus contendientes, aunque tampoco puede respirar muy tranquilo, porque sigue siendo el candidato a vencer y falta muy poco tiempo para que alguno de los otros dos se pudiera recuperar. Así pues, aun cuando no espere ataques con la misma intensidad que en los encuentros pasados, AMLO no debe bajar la guardia, si quiere mantenerse y crecer todavía más.
El debate significará quizá la última oportunidad para los cuatro -más bien, tres- candidatos de verse las caras y se prevé que el panista y el priista no dejarán fuera un solo detalle que les pudiera servir contra el rival. Esta vez, los temas son: Crecimiento económico, pobreza y desigualdad; educación, ciencia y tecnología; salud, desarrollo sustentable y cambio climático. Habrá también espacio para contestar preguntas ciudadanas previamente elegidas.
Según se han dado los acontecimientos para Ricardo Anaya, no llega al debate como la vez anterior, sino más golpeteado, situación que el priísta Meade tratará de capitalizar con el fin de ganar terreno. Por todo lo sucedido en días recientes, el priísmo estima que su abanderado presidencial puede desplazar a Anaya y colocarse en segundo lugar. Al panista se le ha ido la semana en intentar convencer al electorado de que ha sido objeto de ataques falaces para disminuir su fuerza y asegura que va a ganar.
Lo seguro es que este tercer y último debate no servirá para terminar con el feroz pleito entre Anaya y Peña Nieto. Obviamente, el presidente tiene sus aliados para acorralar al panista, como es el caso del senador Ernesto Cordero Arroyo, quien anunció la presentación de una denuncia en contra de Anaya ante la SEIDO por la presunta comisión de delitos federales. Entonces ¿Quién acabará encarcelando a quién?
COLMILLOS Y GARRAS
EN FORMA SORPRESIVA, ayer el gobernador José Aispuro Torres recorrió pasillos y oficinas de la Secretaría de Salud; revisó desde el trabajo del personal de intendencia y de allí hacia arriba. Todos se sorprendían de toparse con el mandatario en las oficinas...EL GOBERNADOR HABLÓ fuerte con algunos, los encargados de ciertas áreas donde se han notado fallas. A todos los conminó a trabajar bajo la premisa de la eficiencia y transparencia...SEGURAMENTE VENDRÁN RECORRIDOS igual de sorpresivos en otras dependencias, con el propósito de que sea mejor la atención al público. De paso, Aispuro cerrará filas con sus subalternos, a quienes no había visitado desde que comenzó su mandato.