Observan corrupción en programas de Sagarpa
La corrupción se ha convertido en una práctica común en las dependencias de todo el país, y especialmente en las del sector agropecuario. En los últimos cinco años, la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) acumula el 56 por ciento de los casos de desvío de recursos encontrados por la Auditoría Superior de la Federación (ASF), según lo señaló Roberto Delgado Gallegos, especialista en temas del campo.
En este contexto, el entrevistado añadió que, además de la ineficiente administración y distribución de los recursos públicos, la Sagarpa sigue operando con programas desarticulados, fragmentados y, en muchos de los casos, corrompidos y destinados únicamente para amigos y funcionarios públicos.
Lo más lamentable, subrayó, es que los programas de dicha dependencia carecen de evaluaciones de impacto, es decir, se desconoce el efecto que tienen en la población que atienden, y aunque su principal objetivo es acabar con la baja productividad y rentabilidad, ni siquiera definen lo que esto significa, según lo señalan las valoraciones 2016-2017 del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Además de las prácticas de exclusión por parte de la Sagarpa, sobre todo de los productores del sector social, los campesinos prácticamente no tienen acceso al financiamiento, enfatizó el informante.
Un ejemplo de esta práctica, dijo, es que el sector agropecuario en México recibe sólo el 2.5 por ciento de los créditos que otorga el sector financiero, y preferentemente son canalizados hacia los grandes empresarios agrícolas, lo que representa el nivel más bajo entre 18 países de América Latina y el Caribe, de acuerdo con datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Los subsidios y apoyos a la agricultura son canalizados hacia aquellos agricultores que disponen de mayor superficie, utilizan mejores paquetes tecnológicos, producen mayor cantidad o participan con el mayor porcentaje en la comercialización, es decir, se privilegian las ganancias de los productores más grandes, pero no se incrementa la productividad en la economía rural, concluyó indicando el experto en el sector agropecuario.