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Disenso y oposición

Consinsentido

MIGUEL FRANCISCO CRESPO ALVARADO

 S I hay algo que hace daño a quien tiene el poder es la complacencia acrítica y la adulación permanente y exagerada de sus seguidores. Hacer sentir al líder como si éste fuera infalible, como si se tratase de un ser supremo que está más allá de todo pecado, es condenarlo a fracasar en su misión histórica. Proyectos de gobierno que pudieron haber sido grandiosos para sus naciones, terminaron en el desastre cuando su líder se endiosó, en mucho, porque quienes apoyaban confundieron el disenso con la falta de apoyo.

Es claro que para muchos de los seguidores de Andrés Manuel López Obrador la crítica, sobre todo viniendo de personas que votaron por él, es sinónimo de alta traición. A quienes no lo apoyaron simplemente se les tacha de necios y de protectores de los corruptos. Pero, a los que incluso promovieron activamente su candidatura hoy parece que les está prohibida la posibilidad de disentir, y peor aún, de manifestar públicamente su desacuerdo.

Debería ser fácil darse cuenta del daño que se hace a quien no se le cuestiona. Pero, vivimos en una cultura en la que se fomenta el aplauso fácil y el alago gratuito. Muchos son incapaces de desplegar todo su potencial porque nadie se atrevió a señalar a tiempo sus errores por temor a que se "dañara su autoestima". Vivimos inmersos en un ambiente de charlatanería y psicologismos baratos, que justifican la complacencia y la hipocresía como únicas formas válidas de educar.

Bajo lógicas similares se observa a algunos políticos a los que se les atribuyen propiedades milagrosas y de los que se esperan resultados que, a todas luces, son imposibles de lograr. Entonces, cuando comienza a aparecer su condición humana y se va mostrando su carácter falible, vienen las justificaciones absurdas y las explicaciones sin sentido. Por eso, esos gobernantes terminan aprendiendo una lección tan equivocada como peligrosa: no importa lo que haga, el pueblo me perdona.

La historia está sembrada de ejemplos de gobernantes que fueron elevados a los altares por la ciudadanía de manera anticipada y que terminaron siendo la peor pesadilla para sus naciones. Sin embargo, la mayor desgracia es que el desastre final impide ver las causas de fondo de la catástrofe. La mayor parte de las personas sólo se queda con el resultado, pero no pone atención a los procesos. Por tal motivo, se pierde la capacidad para observar cómo se degeneraron esos proyectos gubernamentales y el papel que jugó la ausencia de crítica en tal descomposición.

Hoy quienes confían en AMLO y en su cuarta transformación deben jugar bien su papel. En su discurso pronunciado a propósito de la entrega de la constancia que lo acredita como presidente electo, Andrés Manuel se refirió "la elevada consciencia cívica y la sólida dignidad republicana" de los mexicanos. Pues bien, es hora de mostrar que en eso no se equivoca y, la mejor manera de hacerlo es haciéndole saber que no le firmaron un cheque en blanco, que la legitimidad se gana todos los días y que, como decía el nombre de su alianza, es juntos como se construye la historia.

Escrito en: quienes, terminaron, fácil, personas

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