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CATÓN

"Arca monarca de buen parecer, / que el hombre más sabio no la puede hacer; / sólo el Dios del cielo con su gran poder".

Si dijiste: "La nuez" acertaste con la respuesta de la adivinanza.

Ayer recogí en el huerto las primeras tres nueces que dejó caer el nogal grande. La primera se la llevé a mi mujer; la segunda la puse al pie de la bendita imagen de San Isidro Labrador en la capilla del Potrero, y con la tercera comulgué yo.

Don Abundio cuenta el cuento del hombre que puso en duda la sabiduría del Señor. Se preguntó el sujeto por qué la nuez, siendo tan pequeñita, crece en la altura de un gran árbol, en tanto que la sandía, de magnífico tamaño, nace de una humilde enredadera al ras del suelo. Debió haber sido al revés, se dijo. En ese momento una nuez cayó del árbol y le dio en la cabeza. El mentecato supo entonces que quizá los designios de Dios sean inescrutables, pero son siempre sabios.

Comí la nuez que el viejo nogal me regaló. Al terminar esa eucaristía escribí esta frase en mi cuaderno:

"Tan noble fruto es la nuez que tiene dos corazones".

¡Hasta mañana!...

Escrito en: Mirador nuez, nogal, hombre, Dios

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