Gobierno y crecimiento
Lord Acton, un historiador y político británico del siglo XIX, escribió que "la libertad depende de la división de poderes, en tanto que la democracia tiende a la unificación del poder" y prosiguió: "la libertad consiste en la división de poderes, el absolutismo en la concentración del poder". Para un gobernante lo que importa es cómo lograr la ponderación que haga posible el progreso de su nación; desde esta perspectiva, no hay asunto más complejo que lograr el equilibrio necesario entre los factores que hacen posible el crecimiento de la economía: qué tanto gobierno vs. qué tanto mercado; qué debe hacer el gobierno (gasto, impuestos, regulación, inversión) vs. qué deben hacer los agentes económicos. Cada sistema social procura su propio equilibrio, pero, a juzgar por los resultados, pocos son realmente exitosos. Esta debería ser la preocupación que anime al gobierno entrando en su segundo año.
En estas discusiones tienden a predominar los extremos ideológicos -quienes abogan por un gobierno dominante frente a quienes prefieren un gobierno mínimo, si no es que inexistente-, pero la evidencia es abrumadora en cuanto a la necesidad de un gobierno funcional con instituciones idóneas para que el crecimiento sea posible. Esto no implica que las instituciones de un país deban ser idénticas a las de otro, sino que tienen que ser adecuadas a las circunstancias específicas, que es lo que explica el enorme contraste entre las naciones exitosas de Asia (entre sí) y con la norteamericana, la chilena o las europeas. No hay dos naciones iguales en su estructura institucional, pero todas las exitosas cuentan con instituciones que satisfacen su objetivo.