Editoriales

Amenazas y visas

Jaque Mate

SERGIO SARMIENTO
"Los migrantes no son criminales".— Carlos Fuentes

Donald Trump amenazó ayer en Twitter que si México no detiene "el asalto" de migrantes de Guatemala, Honduras y El Salvador, "llamaré al ejército de los Estados Unidos y CERRARÉ NUESTRA FRONTERA SUR" [sus mayúsculas]. El asalto a nuestro país por nuestra frontera sur, incluyendo elementos Criminales y DROGAS [más mayúsculas] que entran torrencialmente, es mucho más importante para mí, como Presidente, que el Comercio o el USMCA".

Esta advertencia llega tres semanas antes de las elecciones del 6 de noviembre y se dirige más a los votantes estadounidenses que al gobierno mexicano. Es una respuesta a la llamada "caravana migrante" que un grupo de hondureños empezó el 13 de octubre desde San Pedro Sula y que pretende atravesar México para llegar a Estados Unidos.

La caravana no va a abrumar a las autoridades migratorias de México o de Estados Unidos. Miles de personas cruzan diariamente las fronteras de manera ilegal. Unos centenares que señalan de antemano su ruta para mandar un mensaje político no son un riesgo. Quienes realmente quieren cruzar de forma ilegal hacen todo lo posible para no llamar la atención.

Para Trump, sin embargo, la caravana es una magnífica oportunidad para promover una agenda antiinmigrante y proteccionista y para atacar a sus rivales demócratas, a quienes acusa de haber promovido leyes migratorias débiles y de favorecer una política de fronteras abiertas. Trump sabe que la inmigración de centroamericanos y mexicanos es muy impopular. Cerrar totalmente la frontera tendría un costo de miles de millones de dólares diarios, y quizá sea ilegal, pero la amenaza le permite a Trump mandar a los electores el doble mensaje de que él se opone a la inmigración y al comercio internacional.

La caravana está generando también respuestas políticas en nuestro país. El Instituto Nacional de Migración señaló que los miembros de la caravana tendrán que cumplir con los requisitos migratorios, como cualquier extranjero. No hay nada que objetar ante una institución gubernamental que dice que va a aplicar las leyes, solo que vivimos tiempos políticos; por eso Manuel Velasco, el muy político gobernador de Chiapas y senador con licencia, ha afirmado que ofrecerá una bienvenida de "puertas abiertas" a la caravana. Poco importa que la migración no competa a un gobierno estatal.

Andrés Manuel López Obrador, a su vez, ha ofrecido una promesa que podría cambiar la política migratoria de nuestro país. "Nosotros, a partir del 1 de diciembre, vamos a dar trabajo, empleo, a centroamericanos. Es un plan que tenemos, que el que quiera trabajar en México va a tener una visa de trabajo."

El presidente electo no ha dicho cuántas visas de trabajo extenderá ni durante cuánto tiempo. Tampoco ha señalado si el programa se aplicará solo a centroamericanos o también a migrantes de otras regiones, como los venezolanos.

Una apertura de la política migratoria, siempre más restrictiva en México que en Estados Unidos, sería una buena decisión de largo plazo. La inmigración suele ser positiva para un país, pero las resistencias políticas son enormes. Lo sabe bien Angela Merkel, quien permitió la entrada a Alemania de un millón de refugiados en 2015 en una medida que fue aplaudida por grupos humanitarios, pero rechazada por los electores.

Yo, en lo personal, estoy de acuerdo con Andrés Manuel: hay que abrir la política migratoria, pero no solo para otorgar unas cuantas visas de trabajo a centroamericanos, sino para liberalizar todo un sistema que en su cerrazón ha disminuido el potencial de crecimiento de México.

El 74.9 por ciento de los mexicanos considera insegura la ciudad en que vive. En Ecatepec la cifra sube a 96.3 por ciento. Lo peor es que tienen razón. Con razón el partido gobernante perdió las elecciones.

Escrito en: Jaque Mate México, política, caravana, Estados

Noticias relacionadas

EL SIGLO RECIENTES

+ Más leídas de Editoriales

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas