Uno de los derechos fundamentales consagrados en la constitución y las leyes mexicanas es el del acceso universal a servicios de salud de calidad. Hasta hace todavía unos lustros, La Laguna destacaba por ser un centro hospitalario que brindaba atención a todo el centro norte del país. La calidad y capacidad de sus nosocomios beneficiaba no sólo a los habitantes de esta región, sino incluso, en servicios de especialidad, a pobladores de Durango, Chihuahua, Zacatecas y el resto de Coahuila. No obstante, desde hace por lo menos una década, la región se ha ido rezagando en materia de salud pública debido al deterioro de las unidades médicas y al crecimiento de la demanda que ha rebasado la capacidad, sobre todo, de brindar un servicio de calidad.
El catálogo de situaciones que reflejan el poco interés de las autoridades estatales y federales por mejorar la infraestructura hospitalaria en la región es amplio. La primera de ellas tiene que ver con algo muy básico, que es el abastecimiento de insumos, equipo y medicamentos. Cada vez son más frecuentes las quejas de usuarios de los servicios públicos de salud porque no pueden surtir sus recetas en las farmacias de las unidades hospitalarias o porque éstas no cuentan con lo mínimo necesario para atender una urgencia. Un asunto que en principio parecía anecdótico se ha convertido en sistémico que ha hecho crisis en sectores como el magisterio, en donde han aumentado las cuotas que deben aportar los derechohabientos, pero los servicios han ido en picada.
Otro punto evidente es el deterioro evidente de los viejos centros hospitalarios y los rezagos y las fallas en el desarrollo de los nuevos. El Hospital General de Torreón se proyectó como un nosocomio de alta especialidad (de tercer nivel) y terminó siendo inaugurado como una unidad de segundo nivel con algunas especialidades, además de múltiples problemas en su operación. En Gómez Palacio, el Hospital General no ha podido ser puesto en funcionamiento a pesar de que debió estar listo en la pasada administración estatal, ya que aún no cuentan con el equipo suficiente. A lo anterior hay que sumar el retraso en proyectos como el nuevo hospital del ISSSTE y el centro de salud mental, que a la fecha no cuentan con recursos para construirse.
Mientras esto ocurre en La Laguna, en las capitales de Coahuila y Durango los gobiernos estatales han impulsado proyectos para diversificar la oferta de atención médica con hospitales generales y centros de servicios especializados. Y no es que sea censurable que Saltillo y Durango capital cuenten con mejores centros de atención, el problema es que el resto de las regiones de los estados, como La Laguna, no se han visto beneficiados en la misma medida, a pesar de las necesidades y las carencias. Los actuales gobiernos estatales y el futuro Gobierno federal deberán actuar coordinadamente para sacar a la región del rezago en el que se encuentra en el rubro de salud pública, un sector que contribuye notablemente a disminuir la enorme desigualdad socioeconómica que sigue avanzando en la comarca.