Y sueño blancos mares
Duermo en el eco tenue que se perdió en los labios
de mujeres amantes románticas, etéreas...
y sueño blancos mares con su velo de pájaros
y sueño barcas blancas con su tremor de velas
encendidas de luna,
envueltas en ocasos,
en las olas fugaces,
en un sueño de arena.
Busco amar en silencio las hojas del otoño,
amar como gacela la flecha que la hiere
y la convierte en viento que vuela sin retorno
hasta una estrella niña,
hasta un copo de nieve,
hasta el eco perdido de los ausentes pasos
en la calleja oscura de las caricias tenues.
Duermo en el sortilegio de los senos amantes,
en los pequeños soles, oscuros, temblorosos;
duermo en los ventanales
y me miro en lo ojos de los espejos mudos,
de los mares distantes...
de la herida en la flecha,
del recuerdo constante
de mujeres etéreas,
románticas... amantes.