Conversan con Avelina Lésper

Avelina Lésper cumplió la cita pendiente que tenía con Durango. En octubre su agenda la obligó a reprogramar el viaje, pero este sábado la escritora, columnista, historiadora y crítica de arte por fin se presentó.

Que mejor lugar para hablar de contemporaneidad que el Museo de Historia y Arte ‘El Palacio de los Gurza’. Rodeada de las obras de la III Bienal Internacional de Estampa ‘José Guadalupe Posada’ y cobijada con el cálido recibimiento de más de un centenar de duranguenses, Lésper alzó la voz para defender el buen arte, pero también para invitar a reflexionar sobre el consumo y creación del mal arte.

El conversatorio, que formó parte del Programa Anual de Artes Visuales, tuvo como protagonistas temas como la inmediatez, la evasión de la realidad, la ética, el dibujo y las modas que rigen la ideología contemporánea.

“El arte es un producto de la inteligencia, de la creatividad, que se transforma con las manos”, dijo la crítica que estuvo acompañada por César Bernal, director del museo.

Explicó que el ejercicio artístico se perdió, que el tiempo ya no es importante y por lo tanto “ya no va a significar nada”. Los “nuevos artistas” han evadido la realidad, intentan plasmarla basándose en las imágenes que guardan en sus aparatos electrónicos y no desde una experiencia personal, lo que termina en un retroceso tanto para el artista como para el arte.

“Necesitamos volver a pensar, a tomar tiempo con el trabajo y a olvidarnos a si somos contemporáneos de esto o del otro. Preocúpense de ser contemporáneos de todos los que llevaron su arte más lejos, no de la moda, ideologías o lo que la corriente está lanzando, quiénes son los contemporáneos de lo que ustedes tienen que decir, no los busquen en lo que están arrojando las redes”, agregó.

En esa línea lamentó el uso de las redes sociales no solo en el arte sino en el día a día de la propia sociedad. Dijo que en estos tiempos de ahí se desprenden “los grandes temas” y que ahora “hasta lo más vulgar tiene gran intención”, cuando la realidad es que “los grandes temas son una falacia” en la actualidad.

“Las obras son nada, carecen de ese compromiso, de esa profundidad... tenemos el falso concepto de que los grandes temas se acabaron, pero no es así”, comentó antes de recordar la situación económica, política, cultural y social que grandes pintores como Caravaggio lograron plasmar.

“Los peores tiempos son los mejores tiempos del arte. Entre peor es el tiempo el arte tiene más”, agregó.

Ante la famosa frase de “el arte está muerto” dijo que solo aplica para “los que no tienen talento, para quienes no tienen capacidad de interpretarlo, para esa gente está muertísimo, pero no está muerto para el mundo”.

Por eso, dijo, es importante que se aprenda a dibujar, que se deje de creer que en las escuelas se crean artistas, pero sobre todo que la sociedad ponga especial atención en los conceptos de inteligencia y virtud.

“¿Por qué no volvernos virtuosos del lápiz, virtuosos del pincel, virtuosos de la palabra? ¿Por qué no? ¿Para volvernos incómodos? Sí, hay que ser incómodos. Es preferible ser incómodos que ser desechables”, pues hoy en día “los seres humanos se volvieron desechables como sus palabras y su arte. Nosotros tenemos el poder de decir cuándo queremos desechar nuestra existencia, pero es lo que se está haciendo y debemos defendernos y solo nos vamos a defender creando y pensando”.