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¿Nace un nuevo presidencialismo?

Fidencio Treviño Maldonado

Conforme pasan los meses y se consume el sexenio foxista, hemos visto cómo se pierde la relación del poder presidencial para darle cabida al nuevo Mesías; las riendas pasan de jinete a jinete, el caballo es el mismo. En México el presidencialismo estuvo por décadas a cargo del PRI y ahora, pasadas estas últimas elecciones, estará a cargo del PAN.

Una elección, la del 2006, para la Silla del Águila cargada de montajes, inconsistencias y miasmas que entre trampas lesivas y miasmas se desarrolló, lo que sin duda cosechará sólo vientos y tempestades. Si así estuvo la lucha, ¿cómo será la guerra? El nuevo presidencialismo se atisbó desde el primer momento en que el presidente Vicente Fox apoyó en la campaña con todo a su candidato ¡lo que según él (Fox) convenía más a los mexicanos y mexicanos!. Por esos días dejó de ser el presidente para convertirse en uno más de los promotores del voto azul, al mero estilo de los tiempos priistas, aunque Fox lo corrigió y aumentó.

Después se viene el domingo 2 de julio y el presidente consejero Carlos Ugalde, más timorato que un niño perdido en su primer día de clases, no dice nada a las 11:00 de la noche como lo había prometido (Cantinflas se revolcó en su tumba). Ésta fue una de las miles de mentiras de este “órgano” que pregona la democracia y por cierto muy caro y que ya lo requieren para otros países como ejemplo. Hubo muchas mentiras por parte de este órgano (IFE) y siempre solapando al PAN, y estas mentiras se dieron desde el famoso PREP que, la verdad sea dicha, no sirvió para nada, sólo para llamar la atención ya que no tiene ninguna validez jurídica ni es sustentable en una elección apretada como la reciente pasada.

En la democracia también es válido reconocer al vencedor y desde luego los resultados que sean legalmente establecidos, sin ambigüedades y mucho menos con rodeos y recovecos como se han llevado a cabo éstos. Si el Peje no reconoce los resultados de esta elección, debe mostrar los recurrentes y no las apariencias y es el IFE y en su caso recurrir al mismo (Trife y al Cofipe), el primero como el tribunal de más alta jerarquía electoral y el segundo como base en las leyes que cita entre otros el artículo 247: para exigir que se abran los paquetes, cosa que debe hacerse ya que para eso están (los funcionarios de estos departamentos de la tan llevada y traída transición y democracia en México). Ugalde miente y en su graciosa huida quiere lavarse las manos como lo hizo hace dos milenios Poncio Pilatos, al dejarle al Trife y Cofipe el toro, una bestia en brama que conforme pasan los días y con las estocadas parece más enardecido. Mal y de malas nos ha ido a los pocos que como partido tenemos y creemos en México, mas dudamos mucho de sus instituciones por culpa de los hombres que llevan las riendas.

La presencia del Secretario de Gobernación en el IFE lo dice todo, que entró por la puerta de atrás y salir por la misma es lo menos, palabras más, palabras menos, por parte de un consejero. Lo que sin duda es un engaño más para el pueblo. La burda manipulación de resultados electorales y la información dada a Felipe Calderón ese día (2 de julio) dice mucho y nos da una lectura del presidencialismo presente en estas elecciones. Las mentiras del IFE fueron una cascada de sofismas y la prueba fue que el lunes 3 de julio dijeron que tenían ya computadas el 98.45 por ciento de las actas; sin embargo, no pasaron ni 24 horas en que rectificaron y dijeron que faltaban más de 11 mil actas con aproximadamente 2.5 millones de votos. La sociedad en estos días desde la misma noche del 2 de julio y hasta la fecha sigue desconociendo muchas cosas ocultas del IFE, entre ellas información del mentado PREP que Calderón sí conocía y le soplaron, esa misma noche a las 22:00 horas, y era que llevaba unos 400 mil votos arriba del Peje, de esa manera se hizo irreversible el gane para el panista.

En fin, un México noble y engañado no merece eso; sin embargo, estos pleitos en la cúpula por el poder para nada benefician al país, porque ahora la otra batalla será en las cámaras de Diputados y Senadores que como venganza personal política todos los mexicanos la llevaremos. Los ciudadanos respondieron con un 60 por ciento de votantes, que es mucho, aunque, la verdad, la sonrisa de los otros 40 por ciento que no votaron aún no se borra de sus labios, al ver cómo los políticos andan como perros de malos vecinos, oliéndose el trasero, tirando mordiscos y, sobre todo, llenando el panorama de aullidos y ladridos. La causa o motivo: un bistec llamado México.

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Escrito en: mentiras, pasan, presidente, resultados

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