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JESÚS MENA VÁZQUEZ

Lo que sucedió la semana pasada en el Senado de la República es algo que se ve muy pocas veces en una legislatura. La totalidad de las y los 127 Senadores presentes en la sesión donde se votó la iniciativa para crear la Guardia Nacional, estuvo a favor del dictamen que se les presentó después de incorporar no solo las peticiones de la oposición en el Senado, sino también algunas de las demandas de la sociedad civil y organismos defensores de derechos humanos tanto nacionales como internacionales.

Al ver que no existían las condiciones para aprobar la minuta enviada por la Cámara de Diputados, el grupo mayoritario en el Senado de la República tuvo que escuchar y negociar la incorporación de algunos puntos con los que era sabido que el Presidente de la República no estaba de acuerdo respecto a la conformación de la Guardia Nacional.

La incorporación en la iniciativa de algunos puntos como el mando civil de la Guardia y otros más que estaban muy lejos del consenso demostraron la importancia de los contrapesos en ese cuerpo legislativo. La posibilidad de incorporar visiones alternativas y, también hay que reconocerlo, la capacidad del grupo mayoritario de escuchar y negociar, pudo hacer que el dictamen tuviera la aprobación de todas las fuerzas políticas.

El otro lado de la moneda, el de las decisiones sin contrapesos, se ha visto en el trato que les ha dado el Presidente a las organizaciones de la sociedad civil. En muchos casos, estas organizaciones luchan en diversos frentes para intervenir en donde el gobierno simplemente no puede hacerlo. Los colectivos de personas que trabajan para proteger a personas en situación de vulnerabilidad, como menores de edad o mujeres que son víctimas de violencia cumplen una función social al convertirse en la primer red de seguridad a la que pueden acudir.

La visión maniquea y polarizante que caracteriza al nuevo gobierno ya tuvo efectos en la forma en que destina el dinero público. Los ejemplos más recientes son el recorte a las guarderías para la población que no cuenta con seguridad social y la circular, firmada por el Presidente de la República, que instruye a las dependencias del gobierno federal a no entregar recursos a organizaciones de la sociedad civil.

Nadie duda que pudiera hacer corrupción en la operación de las estancias infantiles que operaba en su momento la Sedesol, pero, al igual que en otras áreas, era necesario rediseñar, no destruir, era necesario utilizar el bisturí para eliminar lo malo y dejar lo que era utilizable. Se optó por cortar de tajo todo el programa de estancias infantiles y ahora más de 300 mil niños están a merced de que sus familias puedan contar con otras redes de seguridad para hacerse cargo de esos menores.

Hay una diferencia muy clara de las decisiones de política pública que afectan a millones de personas cuando hay contrapesos institucionales que obligan a la negociación y cuando estos no existen.

Twitter: @jesusmenav

Escrito en: Vida pública gobierno, Presidente, personas, República

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