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El árbol de la paz...

Desde Otro Ángulo

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ARLENE CONTRERAS

El arranque de la "Histórica Plantación de Árboles", a un costado de las vías del ferrocarril, en la vialidad Jesús García, fue el marco para el reencuentro entre el gobernador José Rosas Aispuro Torres y el Alcalde José Ramón Enríquez, para dar pie a una "tregua", luego de mantenerse al margen uno de otro.

A casi tres años de las administraciones estatal y municipal, las que han destacado por la división y desencuentros entre los dos gobiernos, llegando al punto del desafío, y casi romper esa línea tan delgada de cortesía política, este lunes, con la plantación de un árbol, al parecer, se cierra el capítulo.

Y si de Imagen hablamos, podemos considerar que existió toda una logística previa para llevar a cabo este encuentro, lo que significa que hubo una planeación, pláticas y acuerdos para la "reconciliación".

Incluso, para dar más homogenización a la imagen, hasta en el código de vestimenta hubo alianza, ambos personajes vistieron camisa blanca institucional, con un chaleco azul marino, exactamente igual.

Claro que ahí, en el lugar, los medios de comunicación preguntaron al gobernador y al alcalde sobre las diferencias tan marcadas que les ha caracterizado, ambos, negaron cualquier tipo de diferencias y aseguraron trabajar, de forma coordinada, por los duranguenses.

La interrogante está en el aire, si en realidad existe una tregua entre los dos políticos, y haya genuina voluntad de empezar de cero, tras lastimosos encontronazos, y todavía más a fondo, entre los equipos de trabajo. Y es que, generalmente, líderes de dos grupos, pueden llegar a acuerdos, que si no son acatados por sus descendentes, poco se puede avanzar.

En este caso, será por demás importante que, en ambos equipos, exista esta disposición que mostraron el gobernador y el alcalde, en las imágenes que circularon por todas partes, y dejen de lado el pecado capital más grave de la política: la soberbia.

Independientemente del fondo, los ganadores de esta tregua, son los duranguenses, pues, mientras que en el congreso, el estado y el municipio ajustaban cuentas pendientes, de resentimientos, rencores y deslealtades, los ciudadanos estaban a la espera de que le resolvieran sus problemas, pues los funcionarios no estaban, del todo, enfocados en su responsabilidad.

Sin duda, el ambiente de polarización y confrontación que ha vivido Durango, no ayuda, en lo absoluto. Los tiempos que hoy se viven, exigen coordinación y colaboración, independientemente de equipos, preferencias, partidos y colores, como así se ha mostrado participar con el gobierno federal. Hay relaciones que deben salvarse y mantenerse por utilidad y estabilidad.

Diferentes liderazgos de la iniciativa privada, celebraron la armonía gubernamental en Durango, entre estado y municipio, como fue el caso del presidente de la CMIC, Miguel Ángel Reveles, quien manifestó que esta muestra de cordialidad debe destrabar la obra pública en la capital, como es el "súper puente a desnivel" Francisco Villa, clausurado por el gobierno del galeno, José Ramón Enríquez.

Será, acaso, el punto de inflexión entre ambos gobiernos, que vean la conveniencia de estabilidad, en ambos lados, o sólo una imagen que quedará para la historia, como una pequeña insignia de unidad, paz y reconciliación, a través del árbol que sembraron y, juntos, regaron. Eso, lo sabremos conforme caminen las dos administraciones gubernamentales.

TW: @ArlnContreras

Escrito en: Desde otro ángulo ambos, gobernador, José, Ramón

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