Enríquez Herrera regresa al proyecto AMLO

Dicen que en política no hay casualidades, solo hay historias de triunfos y derrotas, encuentros y desencuentros. En el balance de estos factores se definen los papeles de aliados y rivales, pero casi siempre son roles temporales. Nada es para siempre.

Y tal parece que ese análisis prevalece en la sorpresiva incorporación de José Ramón Enríquez Herrera como posible abanderado de Morena a la Presidencia Municipal de Durango.

Para muchos espectadores de la actividad política simplemente fue inconcebible el registro de Enríquez Herrera en su nueva ruta rumbo a la reelección, la mañana del martes 26 de febrero del año en curso, en el proceso interno para seleccionar candidato a la Alcaldía capitalina por Morena.

Sin embargo, también hubo muchos duranguenses a quienes no les hizo sorpresa el episodio donde aparentemente José Ramón irrumpió en casa ajena, sobre todo entre la gente que desde hace décadas simpatiza en las filas de la izquierda a nivel local, ya sea con militancia en algún partido o simplemente desde la trinchera ciudadana.

¿Por qué a ellos les resultó un poco más lógico que el galeno alcalde de Durango se inscriba al proceso interno de Morena? ¿Por qué no les produce estridencia que éste logre estar entre los cuatro finalistas de donde saldrá la nominación a la candidatura?

La respuesta es simple: todos en Durango tenemos una historia que no se escribe ni se borra en un par de años. Y en el caso de JREH su vinculación a los movimientos de la izquierda proviene desde su etapa estudiantil, y la coincidencia de trabajo en el proyecto de Andrés Manuel López Obrador lleva casi dos décadas.

El actual presidente de la República logró por fin el reconocimiento del triunfo en las elecciones del primer domingo de julio del 2018, sin embargo, el movimiento político que creó transitó por varios partidos políticos hasta ver consumado el objetivo de llegar al poder en un país que, paradójicamente, ya no cree en los partidos y está cansado de los políticos.

López Obrador y su equipo cercano saben quiénes son los aliados que han estado en el trayecto desde el año 2000, algunos desde el principio, otros se fueron sumando en los procesos de 2006 y 2012, y los más recientes en los últimos meses previo a obtener por fin la Presidencia de la República por la vía de los votos con aplastante victoria sobre los demás.

Pero, lo importante que en ocasiones se olvida entre militancias recientes, es que el círculo de AMLO va más allá de colores en los que pudieran haber militado antes o ahora. Ahí están casos como Ricardo Monreal o José Narro, que provienen del PRI y PT; Alfonso Romo, del empresariado panista; Cuauhtémoc Cárdenas, del PRD, e incluso Manuel Bartlett y muchos otros del PRI.

En ese contexto, de la posible nominación del oftalmólogo para los próximos comicios de 2019, ahora por Movimiento de Regeneración Nacional, quienes menos se sorprenden son los que recuerdan a José Ramón Enríquez Herrera jugársela con Andrés Manuel desde el año 2006.

Ese año, contra todo el poder del PRI, el PAN, las televisoras y los empresarios, el tabasqueño solicitó por primera vez el voto a la Presidencia de la República, y Enríquez fue su compañero de boleta en el estado de Durango, como candidato a Senador en dupla con el lagunero Francisco "Pancho" León (+).

Luego, en 2011 y 2012 JREH fue dirigente estatal de Partido Convergencia en su paso a convertirse en Movimiento Ciudadano, desde donde encabezó el grupo de apoyo y promoción del voto para López Obrador en la entidad.

Así, ante la posibilidad cada vez más cercana de adherirse a Morena para buscar la Presidencia Municipal de Durango por la vía de la reelección, muchos se dicen extrañados y podrían calificar incluso de arribista a José Ramón, sobre todo algunos que desconocen la historia del avance del lopezobradorismo en la entidad, muchos de los cuales entraron a este proyecto político apenas hace unos meses o un año.

Sin embargo, vale la pena señalar que ese partido es reciente, no así el movimiento que construyó López Obrador para llegar al poder en 2018, el cual implicó dos fracasos previos, en 2006 y 2012, y un camino lleno de historia que ayudó a la solidez del ahora Presidente de México y su grupo.