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Pérdida de biodiversidad y cambio climático

MANUEL VALENCIA CASTRO

MANUEL VALENCIA CASTRO

Siempre me he asombrado del nivel de conocimiento que tienen los pobladores de nuestros desiertos. Conversar con ellos mientras recorres alguno de los tantos sitios de interés incluye un gran aprendizaje sobre las especies de plantas y animales, los nombres de los diferentes lugares y las mejores veredas para llegar a ellos. La permanente comunicación con la naturaleza les ha dado un conocimiento que les permite distinguir entre las plantas que pueden causar algún daño, como las que pican cuando las rozas o las que despiden un fétido olor cuando las pisas, de aquellas otras que tienen alguna utilidad sea esta medicinal, económica, alimenticia o para la construcción de cercos y techos en sus casas.

Los mensajes que reciben de la fauna son interpretados de manera distinta, aunque se observa una actitud de aprovechamiento alimenticio, se muestran otras de admiración, respeto y cuidado hacia especies como el puma y el coyote.

El conocimiento de los campesinos del desierto, como los de Jimulco por ejemplo, que relaciona la distribución de las especies vegetales y animales con los diferentes sitios del paisaje, puede ser de gran importancia para identificar otros mensajes de la naturaleza que son difíciles de escuchar. Me refiero a los impactos del cambio climático en los ecosistemas, que están alterando la distribución de las especies, lo cual puede influir negativamente en la integridad ecológica de las comunidades biológicas.

Estos mensajes de la naturaleza, que están ya ocurriendo, son muy difíciles de percibir, incluso con los equipos y procedimientos de los investigadores los mensajes que se captan son incompletos o se encuentran mutilados de tal forma que al final el investigador se queda sólo con una parte del mensaje. El investigador en su afán de aumentar la señal del mensaje, incrementa el número de sus observaciones, terminando al final con una gran cantidad de información de un proceso complejo que es difícil de analizar e interpretar.

Un paréntesis de lo que venimos comentando es el siguiente: algunos investigadores han tenido éxito en ecosistemas marinos del Ártico. El problema del gran volumen de información sobre la complejidad ecológica del ecosistema, lo resolvieron con el análisis de sistemas complejos. Los investigadores de la Universidad del Ártico de Noruega, demostraron que la redistribución de aquellas especies de peces que responden con mayor rapidez al cambio climático puede alterar de forma sustancial la biodiversidad y cadenas alimenticias marinas del Ártico. Y alertaron que los disturbios ecológicos, caracterizados por un incremento en la temperatura y una constricción del hielo marino, podría conducir a extinciones encadenadas de varias especies en respuesta a la desaparición de otras.

En México existen "parcelas" de observación y monitoreo que pretenden evaluar los cambios ecológicos debidos al cambio climático. Estas parcelas se encuentran principalmente en las áreas naturales protegidas. En las zonas áridas y semiáridas se encuentran principalmente en las áreas de matorral y en menor grado en los pastizales semiáridos y bosques de pino encino. Aunque no existe información concluyente, se han documentado tendencias que podrían llegar a convertirse en procesos de disturbio que podría ocasionar una redistribución de especies en los ecosistemas mencionados.

De acuerdo con la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO) los matorrales son comunidades vegetales dominadas por arbustos de altura inferior a 4 metros. Son propias de climas secos con lluvias escasas y zonas frágiles que favorecen la desertificación. En realidad son el grupo más diverso de comunidades vegetales. Las especies que predominan en los diferentes matorrales, poseen mecanismos fisiológicos y morfológicos que les permiten adaptarse a condiciones climáticas muy desfavorables, particularmente de altas temperaturas y escasa precipitación.

De ocurrir un aumento en la temperatura en ecosistemas vecinos como los pastizales y los bosques de pino encino, probablemente las especies de los matorrales con mayor capacidad de movilidad podrían invadir dichos ecosistemas poniendo en riesgo no sólo a las especies que los componen sino al ecosistema mismo.

Sin embargo, ante este posible escenario es importante averiguar cómo responderán los pastizales y el bosque de pino encino ante los efectos del cambio climático: se espera que se aumente aún más la temperatura, por lo menos dos grados centígrados, y se reduzca la precipitación pluvial, aumentando así la sequía. Todo parece estar en contra de dichos ecosistemas, no obstante, la fisiología de las plantas de pastizal y del bosque templado seco podría ser la diferencia adaptándose a la sequía.

Escrito en: a la ciudadanía especies, cambio, mensajes, gran

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