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La mafia del no poder

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VÍCTOR MONTENEGRO

Petróleos Mexicanos ha sido la empresa productiva del Estado mexicano, donde la corrupción ha tenido un fuerte arraigo desde hace muchísimos años. En un país como el nuestro, no se puede hablar de la antes paraestatal, sin asociarla directamente a este terrible cáncer padecido enteramente dentro de todo nivel de la vida pública nacional.

Es a través del sector energético, específicamente en el rubro de los hidrocarburos, por donde miles de millones de pesos se han fugado de las arcas para engrosar las cuentas de funcionarios corruptos, empresarios, líderes sindicales y delincuentes que han conformado una particular célula dentro de la llamada "mafia del poder".

El quehacer esencial para que la gobernabilidad democrática pueda darse en México, debe de ser el combate frontal y certero a la corrupción. Sobre este gran lastre que ni en pasado ni presente ha podido ser pugnado por los gobiernos, más de la mitad de los mexicanos desconfiamos de las estrategias de control, pero lo peor, es que tenemos el discernimiento de que altos funcionarios protegen y auspician actividades ilícitas.

La delicada situación por la que este país ha atravesado en materia de política energética se sintetiza precisamente en el fenómeno de la corrupción estructural. La ineficiencia y descapitalización de Pemex han surgido de malos manejos, aunado a la falta de voluntad por parte de gobernantes y de estrategias efectivas para contrarrestar la corrupción entre funcionarios y dirigentes sindicales.

Aún en el presente y toda vez que hay señalamientos por la participación del líder del sindicato petrolero, Carlos Romero Deschamps, en el uso de pipas de doble fondo para el robo de combustibles, el gobierno de la cuarta transformación, no ha podido o no ha querido ratificar una denuncia que existe ante la Fiscalía General de la República, ya que todavía esperan a que se "confirmen las acusaciones" y se "presenten pruebas", según lo ha dicho el propio presidente, Andrés Manuel López Obrador.

Cárcel para Romero Deschamps es lo que exigen trabajadores sindicalizados de Pemex por años de opresión laboral; cárcel para el dirigente del sindicato petrolero es lo que exigimos el resto de los mexicanos por enriquecerse del saqueo, por el robo a la nación, por la corrupción que es ya tipificada en México como un delito grave, a pesar que en los propios hechos siempre lo ha sido.

Por otra parte la inhabilitación por 10 años de Emilio Lozoya Austin, exdirector general de Petróleos Mexicanos y cercano al expresidente Enríque Peña Nieto, resulta irrisoria, una cruenta y vulgar mofa al reclamo de millones de habitantes de este país que votaron por una oferta de cambio y justicia.

A Lozoya Austin se le castiga por un delito menor: falsear información en su declaración patrimonial, ello relacionado a una cuenta de inversión de apenas unos cientos de miles de pesos, lo que, en comparación con las cantidades millonarias que se han desviado en Pemex resulta aberrante, cuando además, es señalado directamente por la empresa constructora brasileña Odebrecht, por haber recibido de ésta sobornos también por millones, pero de dólares.

Ante tales extravíos -eminentes distractores para otros-, es por ello que resulta difícil creer en el combate auténtico a la corrupción, promesa incansable y de férrea batalla de AMLO durante su campaña a la presidencia de la Republica, donde una y otra vez señaló y prometió ir por las cabezas para castigarlas con todo el rigor de de la ley, a esas que bautizó como: "la mafia del poder". Por estas y muchas otras razones, hoy a los del gobierno de cuarta transformación de México ya los llaman: "la mafia del no poder".

EN LA BALANZA.- A la corrupción se le tiene que combatir con condenas enérgicas, ejemplares. De lo contrario seguirá siendo atractiva pues los corruptores no tienen miedo de pisar la cárcel y por el contrario, castigos como la inhabilitación les parecen hasta seductores, pues para ellos bien vale la pena amasar sus fortunas ilícitas sin la preocupación de enfrentar la verdadera justicia.

CERROS SECOS Y PELONES... La asociación civil Voces Irritilas, conformada por periodistas de la Comarca Lagunera de Coahuila y Durango, llevará a cabo mañana sábado un plantón en la Plaza Mayor de la ciudad de Torreón con motivo de los 10 años del asesinato de Eliseo Barrón. La ejecución de Eliseo se contabilizó en los registros de la entonces Procuraduría General de Justicia del Estado de Durango. Apenas tres semanas atrás había sido asesinado Carlos Ortega Melo Samper, de El Tiempo de Durango, y seis meses después pasaría lo mismo con Bladimir Antuna Vázquez.

Twitter: @Vic_Montenegro

Escrito en: Contrapesos corrupción, mafia, Pemex, resulta

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