Tras las protestas de grupos de ambientalistas y ciudadanos contra la incineración de residuos y reclamando el cese de estos procedimientos contaminantes, se llevó el tema al Convenio de Estocolmo del año 2001, proclamándose el Día Mundial Contra la Incineración, a celebrarse cada 18 de junio a partir del año 2002.
Con la celebración del día se insta a las autoridades sanitarias a vigilar el cumplimiento del convenio en el que se estipula la minimización de la descarga de doce de las sustancias más tóxicas, entre ellas las dioxinas y los furanos que provocan malformaciones genéticas, problemas reproductivos, daños al sistema inmunológico y cáncer.
Cabe resaltar que se estima que la incineración de residuos es responsable del 69 por ciento de las emisiones mundiales de dioxinas y demás contaminantes.