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Nota al margen

AMLO contra el pueblo bueno

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CITLALLI ZOÉ SÁNCHEZ

En su afán de transformar el servicio público, el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha mostrado un absoluto desprecio a los derechos laborales y a la dignidad de las personas.

Prácticamente desde que inició la administración, la incertidumbre laboral de miles de personas en todo el país ha sido una constante. Lo mismo personal eventual, que de confianza, han sido despedidos con el argumento de que concluyó el contrato, no obstante que varios de ellos tienen décadas de servicios con contratos ininterrumpidos y que por lo tanto, tienen derechos de antigüedad y son merecedores de una liquidación conforme a la ley vigente.

Sin embargo, la autollamada Cuarta Transformación ha aplicado el mismo modus operandi a la hora de "deshacerse" del personal: simplemente dicen que ya no hay renovación de contrato y que no habrá liquidación. Y aunque afirman que la gente es libre de ir a demandar les advierten que no les conviene, ya que si lo hacen, "quedarán quemados" y si existe una nueva oportunidad de trabajar en el Gobierno federal no serán tomados en cuenta.

A otros tantos, los obligan a firmar su renuncian mediante presiones y amenazas o bien, a cambio de un contrato por honorarios. Como la necesidad de la gente es mucha, prefieren renunciar a su plaza (y liquidación), con tal de garantizar un ingreso durante los próximos meses, por lo menos.

La austeridad, la "pobreza franciscana" así como el combate a la corrupción, son los argumentos para hacer estos despidos masivos que a la fecha afectan a cerca de 21 mil personas en todo el país y en donde por supuesto, Durango también está incluido. Para desgracia de los burócratas, se puede decir que están solos en esta situación, porque hasta el momento, la población ha mostrado muy poca empatía hacia ellos, quizás por la mala fama que persigue a este sector.

Es verdad, algunos de los burócratas son corruptos así como hay ciudadanos que también lo son, sin embargo generalizar esta situación es un error. ¿Por qué no se hizo una revisión a fondo y se castigó a quienes en verdad fallaban en su labor para así depurar a los malos elementos?, es que al Gobierno de López Obrador no le gusta trabajar, les da flojera hacer revisiones para detectar a los corruptos y en ese sentido prefiere eliminar de tajo, sin importarle los efectos secundarios o los daños causados. De esta forma, hay gente realmente buena en su trabajo que ha sido despedida injustificadamente y sobre todo, de una manera miserable.

Un ejemplo de todo lo anterior es lo que pasó ayer con la Policía Federal, pues sus elementos denunciaron que pretendían hacerlos renunciar, bajarles el salario, perder sus bonos y antigüedad para ser parte de la Guardia Nacional. ¿A qué mente limitada y a la vez perversa se le ocurrió estas medidas?

Se le olvida al Señor Presidente, que estos trabajadores también son mexicanos, parte del "pueblo sabio y bueno", que cumple con el pago de sus impuestos, que contribuye con la economía al comprar una casa, un auto, ropa, alimentos, en fin. ¿Por qué se ensaña con ellos?

Además, también se le olvida, o prefiere no ver, que la corrupción en la administración pública se encuentra en las entrañas de los sindicatos, a los cuales, por cierto, no les ha afectado en lo más mínimo.

Es importante darle seguimiento a esta situación para descubrir si en realidad se eliminaron las plazas o solo se despidió a la gente para ingresar a gente afín a Morena y al proyecto de López Obrador.

Así las cosas, en esta lamentable "transformación".

PUNTO Y APARTE.- Con las primeras lluvias que se presentaron en el mes de junio salieron a relucir los clásicos baches en las calles de la ciudad de Durango y ya en algunas zonas es un problema serio el estado del pavimento. Por lo general, julio registra mayores precipitaciones pluviales así que es de esperarse que crezca el deterioro.

Ojalá que el aún alcalde de Durango, José Ramón Enríquez Herrera atienda la situación y trabaje hasta el último día de su administración, por lo menos tapando los hoyancos con el clásico chapopote porque seamos sinceros, es a lo máximo que se puede aspirar.

Escrito en: Nota al margen gente, Gobierno, situación, López

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