La inestabilidad en el Gabinente Federal sacude a IP
Líderes de la iniciativa privada en Durango coincidieron en la mala señal que implica para las condiciones políticas y socioeconómicas del país, la renuncia de un nuevo integrante del gabinete del Gobierno Federal.
La renuncia de Carlos Urzúa a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) fue considerada como sorpresiva por parte de Mauricio Holguín Herrera, presidente de la Cámara Nacional de Comercio (Canaco) en Durango.
"Indudablemente no envía un mensaje positivo, porque pone en evidencia una falta de acuerdos y coincidencias al interior del gobierno federal; ahora se espera que con el cambio, finalmente se generen las condiciones de certeza para las inversiones", dijo el empresario.
En particular, afirmó que llama la atención la carta explicativa de Carlos Urzúa pues sobresalen las discrepancias en materia económica, la decisión de políticas públicas sin suficiente sustento y conceptos de extremismo; además la inaceptable imposición de personas motivada por el influyentismo.
"Los anteriores elementos son sumamente preocupantes y a partir de esta renuncia deben centrarse los focos en investigar y en corregir; esa será una tarea del recién nombrado Secretario de Hacienda, Arturo Herrera", agregó.
Fue claro al señalar que el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, debe revisar bien los procedimientos y la toma de decisiones, porque a esta señal se suma a la renuncia del ex director general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Germán Martínez, apenas en mayo pasado.
"Como iniciativa privada esperamos que estas acciones sirvan para reencauzar la ruta del crecimiento de México, para que las cosas cambien y que finalmente el país pueda tener la certidumbre para generar inversiones y con ello avanzar en el desarrollo económico, tan urgente en muchas entidades como es el caso de Durango", concluyó.
Por su parte, el presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), Miguel Ángel Reveles, coincidió en que la incertidumbre derivada de la última renuncia incrementó el precio del dólar y, por consecuencia, de los precios del material para construir.