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Uso y abuso del celular

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IGNACIO ESPINOZA GODOY

En esta era de grandes adelantos tecnológicos en la que la etapa de los llamados teléfonos inteligentes ocupa un lugar preponderante, a los padres de familia nos debería mover a la preocupación el uso y el abuso que se hace de estos dispositivos móviles por parte de nuestros hijos ya que, si bien, pueden entretenerlos, comunicarlos e informarlos, también los puede exponer a grandes riesgos si son objeto de un engaño de los millones de individuos que sólo están acechando con fines de todo tipo, desde un secuestro hasta la trata de personas, con todo lo que esto implica.

Dentro de este contexto, amable lector, habría que establecer ciertas reglas para la utilización de esta clase de aparatos, sobre todo cuando se trata de los más pequeños y pequeñas, que son los más susceptibles de ser engañados en la red de redes, para lo que los progenitores tenemos que estar muy alertas y no permitir el uso indiscriminado de los teléfonos celulares, sobre todo en lo que tiene que ver con el tiempo, las aplicaciones y las redes sociales, por donde son contactados por sujetos y mujeres que buscan víctimas fáciles de envolver y manipular.

Recientemente llegó a mis manos un folleto en el que se exponían algunas normas que los padres de familia podemos adoptar respecto del uso correcto del teléfono celular en niños y niñas, en el que se indica que, para un menor de edad, el referido aparato es un regalo que representa una puerta al conocimiento; sin embargo, se subraya, este dispositivo móvil debe llegar con algunas obligaciones que fomenten su responsabilidad.

Uno de los aspectos refiere que el menor o la menor deberán aprender a ser cuidadosos con el uso que se le da al celular, de tal forma que si se le cae o se le descompone, deberá ahorrar para su compostura o para comprar uno nuevo.

De la misma manera, se recomienda que al teléfono se le debe dar un buen uso, como por ejemplo, hablar de temas positivos, saludar y dar las gracias, felicitar y todo lo que nos ayuda a ser mejores personas.

También, se precisa que deben establecerse horarios para su uso; así, por ejemplo, deberá quedar apagado durante toda la noche, mientras que durante el día no se enviarán mensajes, correos o contenido ofensivo ni con lenguaje vulgar ni hiriente.

Otro aspecto muy importante es que los menores de edad deberán comprender que papá y mamá son los dueños del celular, por lo que ellos (los progenitores) deben conocer la contraseña y podrán revisarlo cuando lo consideren conveniente y necesario.

Con relación a los horarios, se recomienda que los menores de cero a dos años no deben tener todavía contacto con el celular, en tanto que los pequeños de tres a cinco años podrán usar el dispositivo móvil sólo una hora como máximo, pero exclusivamente para revisar aplicaciones educativas, audiolibros o cuentos ilustrados, mientras que los niños y niñas de seis a 12 años podrán utilizar el aparato dos horas al día, sólo para revisar libros, libros de textos digitalizados y aplicaciones educativas.

Luego de analizar las anteriores recomendaciones, seguramente, estimado lector, se podrán cuestionar e incluso se podrían ignorar porque se puede pensar que son difíciles e imposible de llevar a la práctica.

Sin embargo, creo que sí se pueden rescatar algunas sugerencias, como los horarios y, por lo demás, se pueden establecer nuevas reglas que se adapten a nuestra realidad y que nos sirvan para proteger su integridad física, moral y emocional, lejos de los riesgos que implica que naveguen por la red de redes e intercambien mensajes por las diversas aplicaciones sin ningún control ni supervisión.

Finalmente, el objetivo en común que nos guía a los padres y madres de familia es tener la certeza de que los hijos e hijas estén lo mejor posible en todos los aspectos, aunque eso no significa que los dejemos sueltos, libres para que chateen con cualquier persona sin saber quién se esconde detrás de un falso perfil creado precisamente con fines ilícitos.

Los progenitores -y esto hay que tenerlo muy en cuenta- sólo buscamos que nuestros vástagos estén seguros, que nadie los dañe, pero para ello debemos estar en continua alerta en sus actitudes, en su conducta, de tal manera que si observamos cambios en esos aspectos debemos indagar el origen de esa transformación para tener la certeza de que no están en peligro.

Aunque para muchos padres y madres de familia el uso del celular no debe ser objeto de revisión ni, mucho menos, de alarma, lo cierto es que un arma de dos filos que puede poner en riesgo no sólo su integridad emocional, sino hasta su libertad, pues de todos es sabido que muchos menores de edad han desaparecido luego de haber sido engañados por adultos sin escrúpulos.

Es un asunto de vida o muerte, a pesar de que esta frase puede sonar alarmista o exagerada por lo que, en lo personal, prefiero ser estricto en este momento que lamentar más tarde otra situación que involucre un daño a lo que más quiero. Sin embargo, aunque la decisión es de carácter individual, de cada familia, de cualquier manera, el propósito es evitar, prevenir que alguien les cause daño.

Escrito en: Padres e hijos podrán, aplicaciones, padres, familia

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