EL COLOR ROJO LLEGÓ Y ME DIJO ESTAS PALABRAS:
-Soy el mejor color.
Al punto recelé de él. La vida me ha enseñado a desconfiar de quienes dicen ser el mejor. Más aún: he aprendido que nadie es el mejor. Tarde o temprano llega alguien mejor. Le dije al color rojo:
-Si usted es el mejor, pintemos entonces de color rojo el cielo. Pintemos de rojo las selvas y los bosques. Pintemos de rojo el ocre del desierto y el blanco de los hielos árticos. Si el rojo es el mejor color hagamos que todo sea rojo. Debo advertirle un riesgo, sin embargo: entre tanto rojo se perderá usted, el color rojo.
El color rojo enrojeció, no sé si de ira o de vergüenza. Se quedó pensando y dijo luego:
-Tiene usted razón. No soy el mejor color: soy sólo un color distinto.
Así dijo el color rojo. Desde ese día es un color más entre el azul del cielo, el verde de las selvas y los bosques, el ocre del desierto y el blanco de los hielos árticos.
¡Hasta mañana!...