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LETRAS DURANGUEÑAS

'El mal hecho'

HÉCTOR CEDEÑO FARÍAS

Mientras esperaba, pensaba: ojalá sobreviva a este viaje, sentí como la suave brisa con el aroma del mar acariciaba mi rostro, llevando mis pensamientos muy lejos en tiempo y espacio, con esa facilidad que solo se tiene en el mundo de la mente, o en el de los sueños. Regresé a aquel distante presente, donde con mis veinte años recién cumplidos trataba de vivir lo más intensamente posible.

Vi a mis amigos de la juventud; para ellos la diversión era sencilla, correr más rápido, brincar más alto y golpear más fuerte, todos pensaban que la vida era como pan comido, en cambio para mí nunca fue fácil.

Yo soy demasiado normal, si alguien se corta los dedos con las hojas de papel, seguramente sería yo, no hay piedra en el camino que no sea para que me tropecé y si hay una cáscara de plátano en la banqueta, seguro que yo lo piso, para que todos volteen a ver mi caída (qué bueno que entonces no existían los teléfonos actuales ni las redes sociales, porque seguramente aparecería en muchos videos y me harían muy popular). Pero voy más atrás cuando con los compañeros de la secundaria, acampamos en la falda de la montaña junto a "La peña que llora".

Al acercarme a la peña después de varios compañeros, para tomar un poco del agua que brota en pequeñas gotas que parecen lágrimas resbalándose por la superficie, hasta formar un riachuelo, apoyé firmemente mi pie izquierdo en una piedra, mientras que todos habían apoyado el pie derecho, la piedra cedió y perdí el equilibrio limpiándole en la cara las lágrimas que salían de la Peña, embarrándome luego con el lodo del pequeño charco de la base; no habría problema si con eso terminara todo, pero al momento de armar las casas de campaña, la mía primero quedó sobre un hormiguero, luego sobre unos alacranes que no vi hasta que salieron atontados, tuvo que ayudarme el guía para armarla de una manera segura.

El remate que puso en manifiesto mi gran capacidad de atraer los males fue en la fogata. Por más que buscaba ponerme a salvo del humo, siempre llegaba una ráfaga de viento que lo llevaba a mí. El colmo fue al tostar los bombones, los dos primeros se me derritieron cayendo en la fogata. El siguiente se prendió con una flama azul, al retirarlo rápidamente salió volando para pegarse prendido en el tronco de un pino, que se empezó arder, lo bueno fue que los amigos reaccionaron rápidamente para apagarlo y no pasó a mayores. Pero eso si todos empezaron a decirme "El mal hecho", apodo que a partir de entonces se me quedó, no era nada malo, al principio me molestaba, pero con el paso del tiempo lo hice mío.

Aun así no podía dejar de pensar en el porqué de esa facilidad de atraer todas las desgracias. Alguna vez cuando escuché a la abuela, decir que todo lo que hacía uno, bueno o malo, se registraba grabado, y de acuerdo a eso en la siguiente vida tendría que venir a corregir o para aprender aquello que te faltó en esta. En el mundo siempre se tiende a equilibrar las vidas y si tú hiciste sufrir a mucha gente, tendrías que venir a sufrir sintiendo igual que aquellos a los que hiciste sufrir ¡Caramba, creo que me reí de mucha gente en la vida anterior, porque como se han reído de mí ahora!

Siempre busque respuestas por cuanto medios pude. Con las muchachas no tenía suerte, a una le derramaba la copa de vino sobre el vestido, a otra le embarré el cono de helado en el escote de su blusa; no fue sino hasta que conocí a Guillermina, una muchacha que pudo creer en alguien tan torpe como yo. Ella es una chica especial con el don de entender a las personas. Me conoció mejor que nadie, desde aquella plática en el café, con el aroma suave que acompañando la voz de Guille me embeleso, junto con todas las ideas que manejaba, gracias a sus estudios en la facultad de Psicología. Entró tan profundamente en mí que con solo cerrar los ojos huelo el aroma del café y recuerdo cada palabra de sus labios dulces.

?Fernando, no sé por qué insistes en eso del karma, debes buscar por otro camino, tal vez algo como que tú mente te cree todo y no sabe de bromas, necesitamos elevar tu autoestima, lo dijo con una sonrisa en los ojos acompañada con esa chispa que encendió mi corazón, a mí que estoy acostumbrado a recibir solo burlas y risas por mis actos y torpezas, aun así respondí.

? Pero ¡cómo crees!, que no ves que por donde camino tropiezo o caigo redondito, desde que fui niño ya te platique aquel episodio en el que casi provocó un incendio.

? Mira, según los últimos estudios, la mente puede crear la realidad que nos rodea eso está demostrado y permíteme ayudarte a encontrar el camino para que seas tú mismo. El tono de su voz fue una caricia.

? Yo mismo, ¿Pues quien más puede ser "El mal hecho"?, me caigo con cualquier mugre piedrita.

?Tienes que entender que lo primero es quitar esos surcos que tienes en la mente, hagamos unos ejercicios para fortalecer tu yo interno eliminando el cómo te ves tú. La confianza en su voz y su tono me convenció, haciendo que mis ojos vieran la esencia de su alma, llenándome de confianza.

? Dime qué hago, yo estoy dispuesto a intentarlo, pero no te desesperes si tumbo cualquier cosa o me caigo sobre algo, rompiéndolo.

?No te preocupes, yo te ayudaré a ir eliminando cada uno de los alfileres con que crees que te proteges de la natural vanidad, verás como con cada alfiler que elimines, un nuevo camino se abre.

Ese aroma del café sigue en mi mente, puedo paladear todavía su sabor, porque es como un ancla que fijó mi vida a un cambio radical, no que dejara de cometer torpezas, las sigo cometiendo pero les doy su adecuada dimensión y me río de ellas, como si fueran de otra persona, o también busco una salida agradable, como lo que me pasó en mi boda, cuando tenía que decir las palabras formales, sagradas. Sucedió lo impensable, moví ligeramente el pie izquierdo y que topa con no sé qué y caí de rodillas ante ella, así que como no me podía reír, muy serio continúe hincado diciendo, "Yo, Fernando García, te acepto a ti, Guillermina, para amarte y respetarte todos los días de mi vida".

? Así, por fin, llegó aquel día lleno de luz mi querida esposa, para iniciar un largo viaje, muy bien hecho,...para aprender juntos de todos mis fieles errores.

Escrito en: LETRAS DURANGUEÑAS todos, aroma, camino, vida

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