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Marcel Proust, a cien años de 'A la sombra de las muchachas en flor'

Marcel Proust, a cien años de 'A la sombra de las muchachas en flor'

Marcel Proust, a cien años de 'A la sombra de las muchachas en flor'

MARIO JIMÉNEZ FLORES

Marcel Proust, escritor francés, nació en Auteuil cerca de París, Francia el 10 de julio de 1871. Su padre fue Adrien Proust, un destacado médico epidemiólogo y profesor de la facultad de medicina parisina. Su madre, Jeanne Clemence Weil de origen judío, era una mujer culta y amante de las bellas artes en especial de la literatura, la música y la pintura. Robert, su único hermano nació en 1873, él fue quien cumplió el anhelo de su padre y llegó a ser médico cirujano. El éxito de su hermano ayudó a Marcel, suavizando la exigencia de su padre por el estudio, eligió la carrera de leyes y se graduó en 1893 en Derecho y Ciencias Políticas, profesión que nunca ejerció. Convencido de su interés intelectual por las letras estudió Filosofía en la Sorbona de Paris y se graduó en 1895. Allí conoció a su maestro Henri Bergson y estudió con dedicación sus teorías sobre el tiempo y la memoria.

El dicho popular "Lo que se hereda no se hurta" se ajusta en el caso de Marcel Proust, que recibió de su madre el gusto por las artes y el apoyo para que fuera escritor, y en 1892 mientras estudiaba, publicó siete artículos en la revista Le Banquet; entre 1895 y 1899 terminó las novelas Jean Santeuil y Contra Sainte-Beuve, en el periodo de 1903 y 1904 publicó artículos y crónicas en Le Fígaro de París y tradujo al francés con ayuda de su madre las obras de John Ruskin: La Biblia de Amiens y Sésamo y Lirios. En 1905 muere su madre que se fue con la preocupación de que Marcel no podría sobrevivir sin ella, siempre estuvo bajo su protección y en efecto él cayó en una profunda depresión y a causa de esa enfermedad en 1908 inició a escribir la novela En Busca del Tiempo Perdido, periodo que se prolongó hasta 1922, año en que terminó la última parte.

La estructura final de la novela -de casi tres mil páginas-, fue dividida por su autor en siete partes y en vida se publicaron cinco. Proust escribió hasta los últimos momentos de su existencia y dejo terminada su Catedral Gótica como le llamó a la construcción literaria de su novela resguardada de los estragos del tiempo que todo lo cambia excepto las obras de arte.

El orden de publicaciones fue el siguiente: 1913, Por el Camino se Swann; 1919, A la sombra de las muchachas en flor; 1921, El mundo de Guermantes; 1922, Sodoma y Gomorra; 1923 La prisionera; 1924, La fugitiva y 1927 El tiempo recobrado.

Los temas que desarrolla Proust en la novela son: el tiempo, la memoria, el olvido y el recuerdo, conceptos que están fijos a los objetos por medio del amor, los celos, la ausencia, la enfermedad, la vida misma y la muerte. Las acciones y las pasiones de sus personajes y los lugares donde se desarrollan son tratados con un lenguaje literario maravilloso, con la palabra crea imágenes y sensaciones que casi pueden ser tocadas por el lector, utiliza la música, la arquitectura y la pintura a lo largo de toda la obra con metáforas, descripciones y comparaciones con un nivel de detalle que solo un espíritu hipersensible y educado como Proust puede lograr.

En Busca del Tiempo Perdido, ese tiempo vivido que va cubriendo con el manto del olvido los hechos y sentimientos de las personas y cambiando las cualidades de las cosas, como si dejaran de existir. Ese tiempo está en la memoria y aunque se haga un intenso esfuerzo por recordarlo no se logra, porque según Proust la mente no va hacia el pasado a recuperar el recuerdo, sino que el recuerdo viene al presente por medio de la Memoria Involuntaria que hace revivir la imagen y las sensaciones que provoco el hecho vivido, es el instante preciso del encuentro del tiempo perdido vuelto a la realidad presente es el Tiempo Recobrado. Este proceso de la memoria involuntaria se desencadena cuando Marcel está tomando una taza de té caliente, con trocitos de magdalena, esa gama de sabores y aromas le trae recuerdos de su vida desde la infancia lo maravilloso, es que puede ver y sentir lo que ese tiempo vivido género cuando sucedió y para Marcel representa el día más feliz de su vida porque se encontró con su vocación de escritor, es el momento de plasmar lo que está en su mente por medio del lenguaje literario, se recluye a escribir durante quince años, en su habitación forrada de corcho aislado del mundo, trabaja de forma obsesiva, el asma que sufrió desde niño se agrava, y come muy poco, como si se alimentara de sí mismo cuenta su asistente doméstica y literaria Céleste Albaret, que lo atendió hasta el final el día 22 de noviembre de 1922. Ella fue muy importante para que la novela más grandiosa de la literatura francesa del siglo XX fuera terminada. Para recordar a Marcel es recomendable ver El universo musical de Proust: La Sonata de Vinteuil, en un video que encuentran en YouTube. Hasta aquí por hoy la búsqueda de Marcel Proust en el Centenario de A la sombra de las muchachas en flor. ¡Qué belleza de título!

Escrito en: LETRAS DURANGUEÑAS Marcel, tiempo, Proust, novela

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