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Corazón partido

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VANESSA BARDAN

Continuamente, nos enfrentamos a diferentes tipos de pérdidas, pero cuando te recetan los clásicos: "tenemos que hablar" y "no eres tú, soy yo". Cuando la decisión es unilateral y nos dicen: ¡me quiero ir! Te la tienes que tragar y ¡ni modo!

Entonces, emerge una mezcla de emociones, se siente desamparo, enojo, desolación, angustia, necesidad de justicia y una gran vulnerabilidad. Andas por el mundo en estado zombie, especialmente si fue de esos truenes que no viste venir. ¡Ah jijo! ¡Qué fuerte! y ¡qué feo!... Calma, respira, ¡todo va a estar bien!, ya sé que ahorita te quieres aventar de la torre mayor, ahogarte en mezcal, ¡llamarle!, te duelen las maripositas muertas, los lagrimales, el corazón, el estómago y ¡el orgullo!

Esto se llama ruptura, porque se rompió y no hay vuelta... y duele ¡ayyy como duele!

Después de la separación aumenta tu sensibilidad: Sientes dolor en el pecho, (como si te dieran con un mazo) y angustia de forma gradual y constante, aparece la tristeza, la respiración se hace corta y superficial, el pensamiento se vuelve obsesivo y te invade una sensación de debilidad absoluta.

Por eso te da por encerrarte en tu cama. Una ruptura nos provoca terror, dolor y nos conecta con traumas de nuestras heridas de la infancia, aún si una parte de nosotros, sabe que es lo mejor, que esa relación ya haya terminado.

Pero, a pesar de todo, no le encuentras alegría a la vida, sientes que te vas a morir, pasas horas preguntándote ¿qué estará haciendo tu ex (y con quién)? ¿qué diablos salió mal?, espías sus post de Facebook y no, no lo puedes evitar...

Por eso a algunos les da por ahogar sus penas en un mega tambo de helado de chocolate, en cada botella de alcohol que se le cruza en el camino, atascarse de comida, hacer compras compulsivas, o en meterse en relaciones con mucha gente, lo que sólo prolonga el sufrimiento de la separación porque No siempre un clavo saca a otro: a veces, los dos quedan adentro, no tienes que ilusionar a una persona sabiendo que aun sientes cosas por otra, primero te olvidas de una, para poder estar después con la otra, eso sería lo más HONESTO.

Es innegable que existen amores enquistados, aquellos que pasa el tiempo y siguen estando ahí, entonces muchas veces ocurre que se piensa en conocer a alguien para olvidar el pasado, pero esto casi nunca es una buena opción, ya que al final, el clavo se hunde más si añades otro, solamente pones más clavos a tu ataúd emocional.

Primero hay que sacar el viejo clavo y luego, si tienes suerte, hallarás una persona que valga la pena y que pueda volver a entrar en tu vida tranquila y sin estorbos del exterior. Una ruptura no deseada es de las cosas más dolorosas que nos pueden suceder y que además suceden, en el camino de la búsqueda de ese "amor perfecto "que todos, traemos en la mente desde nuestra infancia. Lo sabemos, porque todos los que ya hemos caminado un trecho de este camino, lo hemos experimentado, pero ¿Por qué duele tanto? ¿No tendría que haberlo ya superado? dicen por ahí que debe ser en la mitad de tiempo que ha durado la relación.

Sí, he escuchado esto de la mitad de tiempo que ha durado la relación... Según la ciencia un hombre tarda en recuperarse 28 días por cada año que duro la relación. A la mujer le toma 90 días por cada año. Mi fórmula dice así: Si tu hámster muere, cuenta el número de días que vivió, divídelo por su número de patas y saca la raíz cuadrada del cociente. ¡Bah! ¡Patrañas! Puede que resulte que las ecuaciones matemáticas no son aplicables a cuestiones del corazón... Personalmente creo que el tiempo que se tarda en superar una ruptura, ¡cosa complicada! es directamente proporcional al tiempo en que tarda uno en encontrarse mejor consigo mismo.

Lo que sí es un hecho comprobado es que el corazón duele tras una ruptura amorosa y el resto del cuerpo nos saca factura a través de múltiples síntomas. Así como un adicto se le complica imaginar una vida feliz y llevadera sin su droga, a una persona con el corazón roto, la mente le engaña pensando que no existe otra manera de volver a ser feliz si no es recuperando ese amor. Hacemos vínculos amorosos intensos, pensando que son para siempre. Pero la realidad es que el 70% de nuestras relaciones amorosas son transitorias. Todo enamoramiento tiene fecha de caducidad, en promedio dura 3 a 4 años.

Lo bueno pasa y lo malo también. Recuerda que todo este drama es pasajero, finalmente es un alivio soltar al que te soltó, que paz, no extrañar más al que te olvidó, la vida sigue y no hace falta tirarse por la ventana.

Al final, el desamor y todo lo que se siente al terminar una relación, es una lección que no se aprende con los libros sino con la experiencia. El dolor, no es posible quitarlo, ese tiene su función y el tiempo se encarga de él.

Escrito en: CARIÑOTERAPIA tiempo, tienes, cada, tarda

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