De acuerdo al testimonio de los propios pobladores son al menos 250 las víctimas de Desplazamiento Forzado Interno, como cataloga la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) a quienes huyen de la violencia en sus comunidades.
Se estima que habitantes de al menos 12 comunidades de los municipios de Pueblo Nuevo y Mezquital han abandonado sus viviendas, debido a la violencia que prevalece en la región desde hace años.
En los testimonios, se incluyen relatos de viviendas quemadas y rafagueadas, enfrentamientos constantes entre miembros del crimen organizado y asesinatos de familiares a plena luz del día.
Ahora, los desplazados viven hacinados en albergues, algunos, y a la intemperie en un predio del sur de la capital, los otros.
Pese a que han buscado el apoyo de las autoridades para solventar sus necesidades básicas la violación de derechos fundamentales persiste.