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Por miedo, preferían 'dormir en el monte'

Por miedo, preferían 'dormir en el monte'

Por miedo, preferían 'dormir en el monte'

CLAUDIA BARRIENTOS

A su edad, Viridiana debería estar cursando la universidad pero en el lugar donde nació estudiar no es lo común por lo que, siguiendo las costumbres de su entorno, se casó y ya es madre de dos niñas a las que hace unos días sacó de su casa, junto con documentos y unas pocas pertenencias, abandonando para siempre su comunidad en el municipio de Pueblo Nuevo, en la búsqueda de una vida mejor.

Es parte de un contingente que llegó a la capital de Durango con la esperanza de encontrar un hogar y oportunidades para salir de la pobreza y vivir sin miedo.

Reconoce que recientemente no le tocó vivir de manea directa algún hecho de violencia, pero en su localidad todos tenían miedo.

Y es que, eran frecuentes los comentarios entre los pobladores, que ninguna autoridad confirmaba o refutaba, en torno a la violencia en comunidades cercanas. "Decían que había matazones y amenazas de que mañana a tales horas iban a llegar a acabar con todo".

Por eso había noches que preferían dormir a la intemperie. "Sacábamos nuestra comidita que teníamos y nos íbamos a donde tanteábamos que no llegan carreteras para estar ahí. Los maestros igual, a veces nos seguían, ellos se iban con nosotros, teníamos maestros de Conafe".

Los rumores que cada vez se hacían más frecuentes y el recuerdo de un primo suyo al que asesinaron hace tiempo hicieron que su familia tomara la decisión de irse de su comunidad. "Nada más a él lo alcanzaron y es al que agarraron, los que pudimos correr pues corrimos y nada más porque pues tenía 12 años lo alcanzaron porque los demás pudimos correr".

Mientras asiente con la cabeza a lo que platica Viridiana, a Alicia se le empiezan a cristalizar los ojos al recordar esos momentos, pero opta por hablar para ahogar el llanto.

"Nosotros nos salíamos en la noche a dormir en el monte, por el miedo de que llegaran y uno en la noche está dormido, más tranquilo y que lleguen y lo alcancen, nosotros mejor nos salíamos".

Ambas coinciden en que no se tiene certeza del origen de la inseguridad. Todos saben que hay presencia del crimen organizado en la Zona Sierra pero también reconocen que la dinámica que se vive en varias comunidades genera conflictos entre los propios pobladores e inclusive rencillas entre los propios integrantes de las familias.

También impera la pobreza y la falta de empleos lícitos, por lo que muchos no vieron otra opción que huir. "Casi todo se quedó solo. Yo los que conozco del rancho toda la gente ya está aquí".

También mantiene el recuerdo, todavía fresco, de un hermano suyo al que asesinaron cuando se negó a cambiar su tipo de siembra.

A ratos interrumpe la plática para atender a su hijo Edwin, de dos años, que levanta los brazos para que lo cargue y repite, para que quede bien claro, que dejaron Lajas para que sus hijos puedan tener una vida mejor y que no piensan volver.

Luego de las manifestaciones que los desplazados hicieron esta semana en el Congreso acudieron autoridades a brindarles apoyo consistente en cobijas, colchonetas y comida. Pero se mantienen en la incertidumbre en cuanto a donde vivirán ya que saben que no existen las condiciones para quedarse por siempre en el albergue por lo que hicieron un llamado a las autoridades y a los diputados para que tengan un poco de empatía. "Ellos duermen agusto, ellos viven agusto, ellos comen tres veces al día, no saben cómo sufre uno. Pero cuando lo necesitan a uno lo van a buscar hasta donde vive, le prometen a uno con tal de que les demos el voto, pero cuando los necesitamos no se aparecen", concluye Alicia.

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