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LETRAS DURANGUEÑAS

Así llegó el siglo XX a Durango

Así llegó el siglo XX a Durango

Así llegó el siglo XX a Durango

ENRIQUE ARRIETA SILVA

Animadísimas resultaron las fiestas con las que la ciudad de Durango, saludó al Siglo XX, según lo relata la prensa de la época.

A partir de las primeras horas del día 1º. de enero, una banda de música desfiló por las principales calles de la ciudad, atronando las calles del amanecer con alegres marchas y melodías, para recibir la aurora del nuevo año, que era a la vez la aurora del nuevo siglo. Al unísono los campanarios de todas las iglesias lanzaban sus campanas al vuelo, imprimiendo por los cuatro puntos cardinales, inusitados matices de gozo y algarabía.

Esa mañana, entre nueve o diez, fueron inaugurados los departamentos de la nueva Penitenciaría, siendo presidido el acto por el gobernador del Estado, licenciado Juan Santa Marina, acompañado por los señores magistrados del Supremo Tribunal de Justicia, por el jefe político de la capital, por el director de las obras, señor Luis Álvarez y Zubiría, así como por una multitud de invitados.

Por la noche de ese mismo día, se celebró un gran baile de invitación en el patio central del Palacio de Gobierno, ese impresionante caserón que mandó construir el capitán don Juan José de Zambrano, una de las figuras de origen español más relevantes del Durango de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, con las ganancias fabulosas que arrancó a las minas de Guarisamey. El baile resultó el festejo más sobresaliente, siendo el local adornado con verdadero arte y elegancia. En punto de las diez de la noche, lo más selecto de la sociedad durangueña se entregaba a las delicias del baile, en el histórico y bello recinto tan lleno de luz, de perfumes, flores, armonías y hermosas damas de miradas destellantes y dueñas de finísimas telas, así como de escultóricas formas, que bien pudieran hacer las delicias de los cinceles griegos y romanos más exigentes.

Y así hasta las primeras horas del día siguiente, pues si bien al principio reinaba cierto aire ceremonioso, poco a poco la alegría fue abriéndose paso, al mismo tiempo que el entusiasmo. Todo estaba enmarcado por columnas de orden dórico con adornos de almohadillado en los arcos y esquinas de flecos barrocos, las cuales sostenían el severo edificio dotado con una balconería de hierro sencilla, pero elegante,

A las once de la mañana del día dos, para dar tiempo de reponer energías, se escenificó un juego de confeti y serpentinas, en el que se desbordó la alegría de una juventud ansiosa de sumarse a la vida y a los umbrales de la ilusión.

Por la tarde de ese mismo día, varios aficionados prácticos al arte de la tauromaquia, partieron plaza, siguiendo el latido de su sangre mestiza, para participar en la corrida de toros de entrada gratis, viéndose acompañados por numerosa concurrencia que llenó los palcos de sol y los palcos de sombra.

Al caer la noche de ese mismo día dos, tuvo lugar una espectacular kermés en el Palacio de Gobierno, a la que concurrieron algunas de las principales damas y señoritas de la llamada alta sociedad, siendo acompañadas de distinguidos caballeros, con el fin de hacerse cargo de los diversos puestos.

Muy pronto los efluvios de la juventud, la hora, el lugar, los armoniosos acordes de la orquesta y la presencia de tantas bellezas, propiciaron el baile, mismo que se prolongó hasta cerca de las tres de la mañana.

Palabras más, palabras menos, así fue como los cronistas de la época describieron el adiós de Durango al siglo XIX y la bienvenida al siglo XX, con festejos que incluyeron la inauguración de los llamados por el pueblo Los Tres Elefantes: La Penitenciaría, el Teatro Principal y el Hospital Civil.

Faltaban diez años todavía para que los disparos de los rifles 30-30 y de las pistolas 44-40 de la Revolución inquietaran a "las buenas conciencias". Ese sería otro baile, el baile de las balas.

Gaxiola, nacido el 25 de julio de 1890, en la casa marcada con el número 408 de la calle de Hidalgo, de la ciudad de Durango, siendo hijo de don Plácido Gaxiola y de doña Paula Delgadillo de Gaxiola, cumplía apenas escasos diez años. Había nacido Gaxiola, pero no Anatolio, su pseudónimo de cronista y escritor de crítica teatral y artística, y escritor costumbrista, éste nacería hasta 1906.

Escrito en: LETRAS DURANGUEÑAS mismo, siglo, siendo, baile,

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