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Jaque Mate

Trágica revolución

Jaque Mate

SERGIO SARMIENTO
"No puedes hacer una revolución con guantes de seda".

— Iósif Stalin

En el censo de 1910 México registró una población de 15.2 millones de habitantes. Para 1921 el número bajó a 14.3 millones en lugar de aumentar un millón como había venido ocurriendo en las décadas anteriores. Esta reducción ha servido de sustento a la afirmación de que un millón de personas murieron en la Revolución Mexicana.

La cifra es, en realidad, falsa. Las batallas de la revolución fueron pocas y con un número relativamente reducido de bajas. En la toma de Ciudad Juárez de mayo de 1911 fallecieron unos 2,500 efectivos de ambos bandos. En las dos batallas de Celaya, los combates más sangrientos, cayeron unos 7 mil en total. La población se contrajo por las condiciones de hambre, insalubridad e inestabilidad económica generadas por la contienda. Muchos mexicanos huyeron a Estados Unidos; cientos de miles murieron por la gripe española y otras epidemias.

La historia oficial ha buscado presentar la revolución como una gesta gloriosa, pero representó más bien un fuerte retroceso económico y social. Pasarían muchos años para que el país se recuperara de la destrucción y la disrupción económica. ¿Y para qué? Para que un presidente que se había reelegido varias veces, pero que ya tenía 80 años y moriría en 1915, fuera reemplazado por un partido hegemónico que se mantendría más de 70 años en el poder. La medicina resultó peor que la enfermedad.

Hoy se llevará a cabo un desfile histórico-militar, con miles de caballos, desde el Zócalo hasta el Campo Marte de la Ciudad de México. El propósito es fortalecer la imagen romántica de la revolución. El gobierno no quiso realizar el desfile el lunes feriado del 18 de noviembre y ha preferido hacerlo en un día de trabajo. Quiere lograr la máxima atención, pero también provocará un caos vial.

El desfile es importante para el presidente. Los gobiernos panistas le prestaron poca atención a los festejos de una revolución que consideraban una simple justificación del PRI para permanecer en el poder durante siete décadas. En 2006 el gobierno de Vicente Fox cambió el feriado del 20 de noviembre al lunes inmediato anterior. Para los defensores de la historia oficial, esto minusvaloraba la lucha revolucionaria.

El presidente López Obrador, sin embargo, está empeñado en recuperar los mitos y dogmas del viejo PRI. Por eso el desfile de hoy es tan importante para él. No sé, sin embargo, si los capitalinos se están cansando de desfiles. Este año hubo cuatro para festejar el día de muertos, además del militar del 16 de septiembre. Ahora se une a la lista este desfile histórico.

Para un presidente que dice que su política de seguridad es ofrecer abrazos en vez de balazos, y que hace frecuentes referencias a la bondad y espiritualidad de Jesús, resulta contradictoria esta celebración de la violencia. La historia oficial festeja las batallas y minimiza la muerte y la destrucción. No se preocupa por las matanzas, los abusos, las violaciones o la destrucción de propiedades. Las guerras, según esta visión, no ocasionan sufrimiento humano.

Esta visión minimiza los acuerdos pacíficos, como el abrazo de Acatempan o la decisión de Plutarco Elías Calles de impulsar una sucesión institucional tras el asesinato de Álvaro Obregón. Pero fueron estos acuerdos, y no las revoluciones, los que generaron el progreso de México. La historia oficial tiene otros datos: celebra los balazos y no los abrazos.

Uno de los privilegios de ser presidente es que puedes promover tus libros en las mañaneras. Esta promoción aumentará las ventas del nuevo libro de López Obrador, Economía moral. Resulta interesante, como ayer comentaba Leonardo Curzio, que haya decidido publicarlo con una editorial privada y comercial y no con el Fondo de Cultura Económica.

Twitter: @SergioSarmiento

Escrito en: Jaque Mate desfile, revolución, historia, presidente

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