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JESÚS MENA VÁZQUEZ

El día de ayer se cumplió un año de la toma de protesta de Andrés Manuel López Obrador como Presidente de México. Es pertinente recordar que, aunque se celebra el primer aniversario de su toma de protesta como Presidente, López Obrador comenzó a tomar decisiones de gobierno después de ganar las elecciones y con más amplitud a partir del 1 de septiembre cuando los Diputados y Senadores de su partido político tomaron protesta en el Congreso de la Unión. Lo que es notorio a partir de su toma de posesión son las acciones para eliminar los contrapesos institucionales y el debilitamiento o incluso desaparición de instituciones autónomas para evitar que haya oposición a su visión en diversos temas de la agenda nacional, lo que asegura que las decisiones presidenciales se lleven a cabo sin oposición.

Además de las acciones para concentrar el poder en la persona del Presidente de la República, este año se ha caracterizado por la incapacidad del gobierno federal para detener la ola de inseguridad que existe en el país: la estrategia de seguridad durante este primer año de gobierno ha demostrado ser equivocada, por decir lo menos. Esto se refleja nítidamente en el fallido operativo en Culiacán y el horror de la masacre a miembros de la familia LeBaron. Ahora sabemos que la violencia alcanzó niveles históricos durante los primeros meses del 2019; la respuesta del Presidente y de su gabinete de seguridad ha sido culpar al gobierno que terminó en 2012, hace siete años, por haber comenzado una estrategia fallida contra el crimen organizado.

El crecimiento económico del año que termina seguramente será marginal, ligeramente arriba de cero por ciento, con la misma expectativa para el año 2020. Ya no hay menciones por parte del Presidente o el gobierno respecto de la promesa de crecer la economía en promedio al cuatro por ciento anual durante su sexenio. Esa promesa es ya imposible de cumplir, por lo que el discurso gubernamental ha cambiado y ahora se dice que es más importante fortalecer la economía popular, en parte con los apoyos que reciben las familias de los programas del bienestar implementados en su administración, criticados por la oposición y algunos actores de la sociedad civil como clientelares.

Además, una razón importante del estancamiento económico es la falta de confianza por parte de los inversionistas nacionales y extranjeros para invertir en el país debido a la errática toma de decisiones por parte del gobierno y la falta de certidumbre sobre la aplicación del estado de derecho.

Así, el primer año de gobierno del Presidente López Obrador se ha caracterizado por la propaganda gubernamental sobre los logros que dice tener el gobierno federal y por otro lado las cifras de la realidad nacional que no se ajustan al discurso presidencial.

Además, el primer año de gobierno del Presidente López Obrador termina con un clima de polarización social como no habíamos tenido en el país desde hace mucho tiempo, con un sector de la sociedad que piensa que este gobierno representa el regreso a un populismo autoritario y otro sector social que apoya el cambio de gobierno y su discurso de lucha contra la corrupción y el neoliberalismo.

Twitter: @jesusmenav

Escrito en: Vida pública gobierno, Presidente, primer, toma

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