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J. ÁLVAREZ FUENTES

En quiebra los sistemas migratorios y la protección internacional de los refugiados (II). Europa

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En la columna de la semana pasada presentamos un panorama de las dramáticas realidades que enfrentan en el mundo los migrantes, refugiados y asilados. Subrayábamos la necesidad de dejar atrás los sucesos noticiosos y comprender mejor las causas, razones y circunstancias de la actual quiebra de los sistemas migratorios y de protección internacional. En muchas regiones, personas vulnerables se ven obligadas a migrar arriesgando su vida, incluso su condición humana, siendo víctimas, por lo general, de la incomprensión, la intolerancia, las actitudes de rechazo y de una violencia sistemática en su contra. En numerosos países existen graves problemas de gestión de las políticas migratorias, habiendo transcurrido un año de la suscripción del pacto Global para una Migración Ordenada, Segura y Regular, adoptado por la comunidad internacional como marco de referencia, no vinculante, para regular los desafíos de los actuales flujos migratorios. El sistema migratorio en Europa está, igualmente, desbordado y en crisis, por lo que debiéramos, ahora, prestarle particular atención; luego, en siguientes entregas, analizaremos lo que viene ocurriendo con los flujos migratorios en América Latina, y, en particular, en México, fijando nuestra mirada tanto al norte como al sur.

La nueva Comisión Europea se ha comprometido a sentar las bases, en los próximos 100 días, de una reforma de fondo del sistema de migración, refugio y asilo de la Unión Europea. De lo que se trata es de superar, de una vez por todas, la crisis global que estallara en 2015, como consecuencia del flujo descontrolado de refugiados, migrantes económicos, personas vulnerables y solicitantes de asilo, a fin de dejar atrás un sistema fallido de reparto de cuotas aceptables para todos los estados miembros. Ese año arribaron a través del Mediterráneo más de un millón de personas huyendo de países de Asia central y del sur, del Medio Oriente, del Magreb y de África Subsahariana, buscando protección y oportunidades de vida. La Comisión aspira, ahora, a conseguir soluciones de fondo que permitan reabrir las fronteras a la libre circulación de personas en el espacio europeo, la zona Schengen, a pesar de las profundas diferencias existentes entre los gobiernos de Europa central y del este. El reto es reformar las políticas migratorias, de refugio y asilo, mediante un nuevo paquete de medidas legislativas, el cual atienda no sólo las prioridades y directrices de Bruselas, sino las demandas de las capitales, centradas en los acuerdos que se requieren entre países de origen, tránsito y destino, la adopción de un programa comunitario de retornos, la eliminación de desplazamientos internos, acuerdos de readmisión con terceros países y el reforzamiento y blindaje de los controles fronterizos necesarios. Se trata, pues, de disponer de consensos mínimos sobre los objetivos esenciales del paquete de reformas, para entonces encontrar nuevos equilibrios legales, funcionales y presupuestales, tomando en cuenta que el 75 % de los flujos migratorios y las solicitudes de refugio y asilo se han concentrado en Alemania, Francia, España, Italia y Grecia.

El objetivo es mejorar la eficiencia de los sistemas migratorio, de refugio y asilo comunitarios, aprovechando para ello el necesario impulso de las nuevas autoridades europeas, la negociación del próximo marco presupuestario (2021-2027), reafirmando en forma contundente los principios de solidaridad y subsidiaridad entre los socios de la UE. La migración y su gestión ha puesto a prueba los valores y principios sobre los que Europa está construida.

El éxito de esta estrategia, de borrón y cuenta nueva, no está, en modo alguno, asegurado, puesto que no se trata sólo de reformar el denominado Reglamento de Dublín, que establece que una persona que ha presentado una solicitud de asilo en un país de la UE y cruza ilegalmente las fronteras de otro país deberá ser devuelto al anterior, sino que está de por medio la rápida implementación de un sistema eficaz que permita resolver la situación que propició el cierre de los puertos italianos y malteses, siendo que en los últimos 18 meses centenas de migrantes debieron permanecer en alta mar, hacinados en buques humanitarios, antes de ser transferidos a los otros 5 países que aceptaron voluntariamente acogerlos. La crítica situación de 15 mil migrantes que esperan se tramiten sus peticiones de asilo en el campamento de Moria, en la isla de Lesbos, en Grecia, el cual podría cerrar en 2020, es un cruel recordatorio de la incapacidad europea de pactar una respuesta común a qué hacer con los refugiados, habiendo miles de personas sometidas a condiciones miserables de vida, existiendo, además, líneas de colisión entre los intereses geopolíticos de Europa y Turquía - que aloja a 3.6 millones de refugiados sirios y recibió de aquella 6 mil millones de euros para contener el flujo de migración por el mar Egeo, una vez cerrada la ruta de los Balcanes, comprometiéndose a formalizar la situación laboral de aquellos. Es claro que los esfuerzos colectivos necesitaran ir más allá de la transformación de la Agencia Europea de Fronteras y la creación de la Agencia Europea de Asilo, con base en la Oficina Europea de Apoyo al Asilo.

Europa y América del Norte son las regiones que reciben el mayor número a migrantes, refugiados y solicitantes de asilo. La quiebra de los sistemas migratorios en el mundo es cada día más evidente. Por ende, está en el interés de México analizar otras experiencias internacionales en relación con los colosales desafíos de su política migratoria actual. (Continuará)

@JAlvarezFuentes

Escrito en: J. ÁLVAREZ FUENTES países, Europa, asilo, migratorios

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