Crece el riesgo de violencia en las maquiladoras

La amenaza de realizar una matanza en una maquila no es casual, es en realidad la segunda advertencia que aparece en un lapso relativamente corto.

El primero para quienes lo vieron fue "una ocurrencia" de algún trabajador resentido dispuesto a sacar su enojo a través de una broma de pésimo gusto.

Pero el segundo mensaje ya no fue ignorado, autoridades laborales se pusieron en alerta y ante la escasez de profesionistas en psicología organizacional que se atiende problemas de conductas en el ámbito laboral optaron por solicitar la intervención directa del Instituto de Salud Mental.

Hay pistas claras que seguramente darán con la identidad del autor de los mensajes pero con el correr de los días y conforme se acerca el 14 de febrero, -fecha establecida en la amenaza- la tensión crece en el centro de trabajo, tanto que no se descarta ausentismo esta semana.

A esto hay que agregar la furia entre los trabajadores de otra empresa dedicada a la maquila, por los impuestos fijados, se dijo por autoridades centrales. Algunos empleados detallan como de un cheque mil 300 pesos a la semana de salario, quedo en 500 pesos.

María me detalló que a consecuencia de los descuentos que le aplican por prestamos contraídos hace meses, su pago se redujo a menos de la mitad, con desesperación se preguntaba cómo iba a salir de sus gastos esta semana con dos hijos en profesional y uno en preparatoria.

Por supuesto que hay desanimo y tensión en los centros de trabajo, frustración por salarios que no alcanzan a cubrir las necesidades más elementales y que se esfuman días antes de que llegue la quincena. Por supuesto que es innegable como todo ha subido de precio a pesar de las mediciones económicas y eso provoca suficiente estrés para cualquier trabajador.

Si a eso le agrega que las maquilas no siempre tienen el mejor ambiente laboral y existen algunas que tienen restringidos hasta los horarios para ir al baño, esto puede ser un caldo de cultivo que detone en más violencia.

Además está el miedo permanente de perder el empleo, ya sea por los procesos de automatización que están en marcha o porque la economía es incierta cada vez que Trump decide amenazar con poner nuevos aranceles.

Considerando todo esto se puede entender la desesperación que cubre a una buena parte de trabajadores que laboran en ese sector.

Y esto lo saben las autoridades laborales, pero no es un problema exclusivo de ellos, todos tenemos que reconocer que se necesitan crear ambientes laborales seguros para las miles de personas que trabajan en estas plantas.

Revisar los patrones de conducta que se vienen dando a partir de las nuevas circunstancias, entender la realidad que viven la mayoría de las familias, donde a pesar de lo mucho que trabajen, lo temprano que inicien sus labores, el sueldo no siempre compensa tanto esfuerzo.

Impulsar empresas sociales que se preocupen también por el bienestar de sus trabajadores, por impulsar programas deportivos y recreativos donde puedan participar sus familias para generar en ellos inclusión y bienestar.

Se debe de entender como se sienten ante la adversidad y como están reaccionando ante ella; además la productividad está relacionada con un bajo nivel de estrés, así que preocuparse más por sus trabajadores también beneficiará los números y metas de cada planta.

Tener trabajadores en un ambiente de estabilidad y autorenovación traerá muchos beneficios, para ello se requiere orientarlos a fin de prepararlos para cambios que serán inevitables pero con buenos resultados si avanzan en su capacidad de adaptación. Una planta del ramo ya lo hace.

Es innovar, crear valor, en la empresa y reconocer la importancia de sus trabajadores, evitar el miedo que paraliza y comenzar a imaginar ¿cómo hacer para que todo vaya mejor?