La paz y la felicidad llegó a cada uno de los hogares duranguenses, donde la unión y los buenos deseos prevalecieron en un ambiente de alegría y reconocimiento.
Las tradiciones propias de cada familia fueron el centro de la noche, chicos y grandes disfrutaron de cada detalle que hace única esta celebración.
En un recorrido realizado por El Siglo de Durango, se logró captar la esencia misma de estas fechas de Natividad, donde el nacimiento del Salvador llenó cada corazón y repartió bendiciones a cada hogar que abrió la puerta al Niño Dios.