¿Cuál será nuestro lugar en el mundo en 6 meses? ¿Dónde estaremos? ¿Quién estará? Desde una perspectiva económica, hay 4 posibilidades: descenso a la barbarie, capitalismo robustecido, socialismo radical y una sociedad basada en ayuda mutua. En todos los países, los gobiernos están tomando medidas que hace 3 meses parecían imposibles. En España, han privatizado hospitales. En Reino Unido, posiblemente nacionalicen el transporte. Francia podría nacionalizar grandes empresas. Del mismo modo, los mercados laborales han colapsado. Países como Dinamarca y Reino Unido proporcionan ingresos a las personas para evitar que vayan a trabajar.
El mundo Post-Covid podría observarse con cambios como 'ser local' (en lugar de uso de cadenas de suministros distantes); adopción e innovación de tecnología y energía verde; renta básica universal; desconfianza a líderes; aumento de videoconferencias y realidad virtual; mayor apreciación a profesiones como docencia, recolección de basura, repartidores, proveedores de atención médica; protocolos de emergencia actualizados; reinvención de la longevidad; economía (y enemigo) compartida. Esto cuenta la historia de la interconectividad mundial, que se aferra a un modelo de gobernanza que finge no estarlo.
Frente a estos cambios, un futuro obligatoriamente acelerado y una pirámide poblacional joven es como la consultora PricewaterhouseCoopers visualiza a México dentro de las 10 mejores economías en próximos años. Sin embargo, al paso de los días mis dudas de esta posibilidad se multiplican. ¿A pesar del severo golpe que ha recibido el sector productivo del país y un presidente que no considera al sector privado se podrá crecer? ¿Es posible que, ante el desempleo, que ya se deja ver, podremos recuperarnos?
Un artículo reciente en Harvard Business Review sugiere que es posible que la recesión resultante del COVID-19 tenga una recuperación en forma 'V', con caída abrupta y profunda, pero salida rápida. También son posibles las recesiones alargadas 'U' o sin salida 'L.' Considero que las decisiones que ha hecho nuestro mandatario podrían formar una 'j', al ser decisiones minúsculas, hacia abajo y en retroceso, haciendo de esta una crisis estructural y tan profunda como la de 1929. Siendo los sectores más afectados: entretenimiento, deportes y turismo con tasas de cancelación al 80%; transporte público y casinos con disminución del 65%; hoteles, restaurantes y renta de coches -50%; compraventa de bienes (quitando alimentos), servicios de cuidado personal, educación y otros servicios sociales -20.
El Quinto Informe parecía que nos traería paz, lo escuchamos con fe, creíamos que como a la mayoría de los países recibiríamos subvenciones para salir de esta 'recesión endémica'. Sin embargo, no se anunció nada nuevo a lo que ya se ha venido haciendo, cómo si el mundo siguiera igual. Es un hecho que México debe de reconocer la necesidad de reducir las desigualdades, combatir la pobreza, impunidad y corrupción. Sin embargo, estoy convencida que no hay combate a la desigualdad ni política pública social que sea sostenible sin crecimiento económico. ¿Cómo distribuir una riqueza que no se ha generado?
Mientras, Estados Unidos anunció un paquete de apoyos sin precedentes, 2 trillones de dólares (el valor de la economía mexicana, que aunado a su política monetaria, es como 2.5 veces más), el cual abarca aportaciones para cada ciudadano, préstamos a empresas (favoreciendo en monto a PyMES), seguro de desempleo, estados y municipios, salud, educación, investigación y desarrollo; nuestro presidente prefirió imponer ideología a razón, pronunciando que esta crisis era 'como anillo al dedo para los objetivos de la 4T'. Recurrió a un modelo retributivo bajo la intervención del Estado, atentando sobre el crecimiento y estabilidad, además de que no refleja una estrategia integral y efectiva para atacar las causas del deterioro en la actividad económica.
Las medidas anunciadas, incluyendo la continuación de infraestructura de dudosa rentabilidad social como Santa Lucía, Tren Maya, refinería Dos Bocas, dejan a un lado cualquier apoyo a las empresas, salvo la devolución del IVA en los casos que marca la ley. No hay plan de prórroga de impuestos a pequeñas y medianas empresas, ni facilidades de pago a IMSS e Infonavit, ni recursos para empresas que no tendrán acceso a crédito. Ni tampoco un programa para sostener las cadenas de producción y suministros de productos básicos. Ni seguro de desempleo. Lo que resultará en una estrepitosa caída del consumo e inversión privada y de las exportaciones, así como quiebre de muchas PyMEs que ya están resintiendo la caída de operaciones y ventas (el 95% de las empresas del país cuentan con menos de 10 empleados y no tendrán acceso a crédito). Adicionalmente, otorgar más recursos a PEMEX en su contexto actual y ante su recién baja de calificación crediticia, generarán presiones sobre las finanzas públicas.
Y es así como AMLO desperdició su última oportunidad, cuando decidió actuar como el único país que no prevé estímulos para el sector privado. El país requería empezar a esbozar un plan de continuidad en forma colectiva y con participación de todos los sectores, bajo un modelo de desarrollo basado en generación de empleos y enfoque social, a través de inversión y una responsable gestión financiera y empresarial. Sin embargo, el pasado domingo nos terminaron por ahogar, hoy sobrevivimos conectados a respiración artificial, no sé por cuantos días. Si no hay empresas vivas no hay empleo ni bienestar. En muy corto plazo, la falta de inversión y la caída de la recaudación, traerá endeudamiento público.
¿A pesar de un presidente que se ciega a ver la realidad, aun así, triunfaremos? Con tristeza sonreí hoy por la mañana al leer un Tweet que decía '¿Alguien tiene por ahí la música que tocó la orquesta mientras se hundía el Titanic? Es para una tarea'.
@GamboaSofia
