Familias de esta región revivieron la añeja tradición de semana santa de elaboración y horneado de pan. Una costumbre que paso de generación en generación donde todavía existen en muchos hogares de las comunidades rurales y esta cabecera un horno en los patios que son utilizados por las amas de casa especialmente en semana santa.
Semitas, pan ranchero, galletas de maíz crudo o chuchulucos, gorditas de horno rellenas de frijoles o rajas de chile verde y empanadas de dulce, son los alimentos que se preparan en semana mayor por las manos de abuelas y mamás donde intervienen los integrantes de la familia, es una actividad que reúne a todos.
Ante la contingencia sanitaria de la cuarentena por el covid 19 revivió esta vieja y olvidada costumbre, pues de acuerdo a los datos otorgados por dos de las principales tiendas de abarrotes de la ciudad, a diferencia del año pasado, en este fue mucha mas la demanda de haría de trigo, polvos de hornear, azúcar, entre otros elementos necesarios para la preparación de los mismos.
Ante este panorama, las panaderías describen que la semana santa es una fecha en donde no se tienen grandes ventas por lo que desde el miércoles, jueves y viernes no se elabora pan en dichas negociaciones por esa costumbre.
La historia de estos pueblos no describe cómo y cuando surge tal tradición, pero al parecer al igual que muchas de las que se tienen resultan ser una herencia española, mezclada y adaptada a esta región. En donde la parte de los ritos de la religión católica que se viven en semana santa motivaba a las amas de casa de antes a realizar con anticipación este tipo de alimentos a fin de mantener bien alimentada a la familia sin descuidar su fervor espiritual.