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Reabrir la economía

Sofía Gamboa

Cuenta la historia que un grupo de viajeros estuvieron ausentes de redes sociales y sin contacto humano durante marzo, al regresar encontraron caos, al estilo película de Schwarzenegger. El mercado de valores se había desplomado, el papel higiénico era sumamente solicitado, países cerraban fronteras, no había juegos deportivos ni por televisión, los viajes se habían restringido, la gente trabajaba home office, los lugares cerrados (gimnasios, pubs y clubes) habían sido clausurados, al salir a la calle la gente debería usar mascarillas, hasta existían dificultades para encontrar todo lo requerido en el supermercado. Se asomaba una nueva 'normalidad' sin precedentes, lo cual la hacía difícil de entender para ellos, así como lo ha sido para cada uno de nosotros.


La anunciada fase tres que se estará declarando en un extenso segmento del territorio nacional, incluidos los municipios de Durango y Gómez Palacio, orilló a las autoridades locales a tomar medidas más drásticas para minimizar el roce social y, con ello, bajar el número de contagios por COVID-19. 


 'La decisión más grande que he tenido que tomar'. Donald Trump, sobre reabrir el país


Este nuevo mundo genera confusión y ansiedad en una sociedad golpeada previamente por una crisis en salud mental. Antes del COVID-19, más de 264 millones de personas luchaban contra la depresión. A lo que se agregará nuevos casos provocados por los largos periodos de aislamiento, pérdida de seres queridos y empleos, inseguridad financiera, y estrés diario ocasionado por esta nueva adaptación. Adicionalmente, aumentan soluciones a corto plazo que podrían dañar más la salud mental y física, ejemplo es el aumento en consumo de alcohol y cannabis, menos personas ejercitándose y comiendo más. 


Uno de los temas que más preocupan a la mayoría son los referentes a factores económicos. ¿Parar o no parar la economía? ¿Cuál será el mejor plan para reabrir la economía? Los países seguirán de pie, pero las condiciones de cómo lo harán, dependerán mucho de las decisiones que tomen sus líderes. Es el momento de que salgan los estadistas. Evocando primeramente al mexicano, en donde las Pequeñas y Medianas empresas tendrán problemas de subsistencia, que se entienda que negar la ayuda a PYMES y dejarlos sin liquidez es un suicidio (¡más que nunca, el efectivo es el rey!). Cuando comience la recuperación para determinar la prosperidad económica, serán más importantes las políticas que se implementen que la crisis del virus por sí misma. Los sistemas políticos, la determinación, el patriotismo y disposición a sacrificarnos por el bien común estarán a prueba.


En la arena internacional, Xi Jinping nos ha demostrado su nata habilidad para ser el excelente estadista que cada país requiere. Ha sabido conducir a China para portar el papel del líder mundial bajo principios muy bien trazados en áreas tecnológicas, económicas y de ética, con una capacidad sin igual para ayudar a otras naciones. A su vez, Benjamín Netanyahu no se ha quedado atrás, gracias a su estrategia, Israel ha sido denominado el país más seguro para estar durante esta pandemia. Ha aprovechado las décadas que el país lleva al pie de guerra como una ventaja adicional para sellar fronteras, movilizar recursos y enfrentar cualquier amenaza geopolítica que pudiera surgir. Israel, como China, han utilizado tecnología punta de lanza para pelear con un enemigo invisible, ejemplo son los sensores remotos a larga distancia para verificar signos vitales de los pacientes y así eliminar el contacto y posibles contagios. Este país ha entendido junto con su vecino que, a pesar de su amargo conflicto de décadas, comparten al mismo enemigo y por lo tanto para tener buenos resultados deberían tener una cooperación estrecha.


Israel, a su vez, ha manifestado que si hubiera hecho algo diferente sería haber contado con más pruebas desde el inicio, tal cual lo hizo Corea del Sur con su modelo de pruebas a gran escala con drive-thrus, y una obligatoriedad más temprana en el uso de máscaras faciales. En cambio, en México se han realizado menos pruebas que en Ghana y la mitad que en Perú, y apenas se está empezando a autorizar la importación de pruebas rápidas.


Sobre abrir nuestra economía, debe de hacerse en forma gradual y escalonada, sino nos encontraremos por sorpresa con un rebrote, como lo ha manifestado el Director General de la OMS Dr. Tedros Adhanom Ghenebreyesus. Tal vez, se podría crear un pasaporte de inmunidad e impulsar la creación del Expediente Clínico Único Médico (ECUM), el cual ya era tema de nuestro estudio los años en que pertenecí a la Secretaria de Salud. Con este pasaporte, los primeros que regresen a trabajar (casos negativos e inmunes) serían los primeros en jalar la cuerda (es decir, jalar la economía, compartir espacios, subirse a un avión, entrar a cines y restaurantes, etc.), a la cual poco a poco se le irán agregando las personas que también vayan recuperándose. Los positivos deberían aislarse. Todos los casos tendrían que hacerse pruebas de supervisión cada dos semanas para determinar si es factible sigan en línea. Por lo que es forzoso aumentar el número de pruebas.


Paulatinamente, debe de trabajarse en la erradicación del miedo y ansiedad, y crear programas de adaptabilidad de un cambio, que probablemente vendrá acompañado de un reemplazo de un número de viajes de transporte reales con 'viajes virtuales' tanto de corta como larga distancia, lo cual generaría menor número de embotellamientos, demoras, accidentes de tránsito, contaminación viral y auditiva, pero mayor aislamiento social. También el uso de la energía y dióxido de carbono se verían disminuidos. El comercio internacional continuará. Las cadenas de suministro seguirán atravesando múltiples países. La población mundial continuará creciendo, y las ciudades que ya están densamente pobladas se volverán aún pero más densas. Vivimos en un mundo irrevocablemente globalizado, y Covid-19 no es la última pandemia a escala global que enfrentaremos; habrá más.


Se debe de crear un nuevo modus vivendi poniendo en el centro de nuestra economía a quienes fueron esenciales en estos momentos. No podemos regresar a la 'normalidad', estaríamos deshonrando a las personas que han muerto a causa de COVID-19 y a las que se han sacrificado para salvar vidas. Si impera la vieja normalidad significará que las personas que han luchado esta guerra aún carecerán de atención médica, salarios dignos y licencias por enfermedad. El mundo no volverá ni deberá de ser cómo era en 2019. 


@GamboaSofia

Escrito en: pruebas, cual, personas, número

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