MÉXICO, DF.- Con las ganas de regresar a la televisión para hacer comedia de situación, el actor Alfonso Iglesias Soto, mejor conocido como Pompín Iglesias, falleció la madrugada de ayer en su casa de Cuernavaca, Morelos, víctima de un infarto y será velado en la funeraria Gayoso Sullivan.
Así lo dio a conocer un vocero de la Asociación Nacional de Actores (ANDA), quien señaló que desde temprana hora su pareja sentimental, Isabel Martínez “La Tarabilla”, informó del deceso del comediante.
Cabe destacar que el actor, quien fuera protagonista del programa “Mi secretaria”, acudía regularmente al médico ubicado en las oficinas de Prevención Social de la ANDA, para evitar cualquier enfermedad, ya que padecía constantemente de problemas respiratorios agudizados por la época invernal.
En una de las últimas entrevista que el comediante otorgara señaló que uno de sus mayores deseos era regresar a la televisión con un programa de comedia: “Voy al médico y estoy bien, muy bien”, mencionó en aquella ocasión, con su peculiar costumbre de repetir dos veces las palabras, sin embargo, se quedó con las ganas de estar en la pantalla chica, pero no así en el teatro.
“Pompín Iglesias” será inhumado hoy. Cabe destacar que su última participación fue en la puesta en escena “A oscuras me da risa”, en la que interpretó a un detective.
DEFENSOR DE COMEDIA TEATRAL
Tras bambalinas su andar era lento. Podría decirse que hasta caminaba un poco encorvado, cansado quizá por los más de 60 años de trabajo en cine, teatro y televisión. Pero apenas ponía un pie en el escenario olvidaba todo y, como siempre, el público se rendía ante él.
Ésas siempre fueron las reacciones que Pompín Iglesias despertó en el público que lo vio en los últimos años en puestas en escena como: “Quiero, pero no puedo”, “Muévete”, “Catalina”, “Una cena con-movida” y “Secretos de un colchón”, en las que puso ante todo el humor sano, exento de doble sentido y apto para toda la familia.
Fue pilar de todas esas obras de enredos y situaciones, comedias “de pastelazo” si se quiere, pero que arrancaron millones de carcajadas durante las temporadas en el DF y las interminables giras que realizó por todo el país.
Y eso que en las dos últimas comedias tenía muy pocos diálogos, pues cuentan que ya no era el mismo hombre que memorizaba tantas líneas, pero su talento, gesticulaciones y esa chispa casi divina salían en su ayuda para hacerlo merecedor de los cientos de elogios que se ganaba a donde quiera que llegaba.
Bastaba una mueca, repetir una línea y la consabida frase de “qué bonita familia” para que la audiencia rompiera en carcajadas y al final de la obra premiara al veterano actor con una ovación de pie.
Pompín fue defensor de la comedia teatral. Es cómico de la vieja guardia. Tuvo en su andar de actor más de 60 años, de los cuales 40 estuvieron dedicados al cine.
Pompín rompió paradigmas dentro la comedia. Estableció métodos casi perfectos para hacer resonar en cualquier recinto las carcajadas de un público ávido de entretenimiento sano. Fue dueño y señor de cualquier tipo de audiencia y hasta “apadrinó” a muchas figuras del espectáculo.
Maribel Fernández puede “acusarlo”, incluso, de que por culpa de él ahora todos la llamen “La Pelangocha”. Y tendría razón, pues cómo olvidar la serie que a mediados de los 70 reunió a las familias mexicanas para escuchar a don Caritino Estudillo y Picoy (Iglesias) golpear frenéticamente la puerta del baño donde se escondían las secretarias para echar chisme.
En la época de oro...
Pompín Iglesias se inició en el cine en los 50, llegó a trabajar con:
FUENTE: Agencias.