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'La mera verdad es que he estado bien bendecido'

Sus hijos están postrados en una cama debido a que padecen parálisis cerebral

'La mera verdad es que he estado bien bendecido'

'La mera verdad es que he estado bien bendecido'

Juan Francisco Cortés prefiere no pensar en lo que pasará en el futuro el día que "Dios lo llame a cuentas". "Prefiero no pensar en eso porque si no, me acabo más rápido y luego ¿qué hacen mis niños?", cuenta.

Sus hijos están postrados en una cama debido a que padecen parálisis cerebral. Sergio tiene 44 años, es el mayor de los hermanos; y Kiko tiene 37, el menor. Don Juan además tiene una hija y otro varón.

Este año será un Día del Padre diferente, pues aunque dice que para él "los festejos pasan de noche", su esposa falleció en septiembre del año pasado, por lo que ahora él asume por completo el cuidado de sus hijos, aunque reconoce que sus otros hijos también le ayudan pero tienen sus familias que atender.

A pesar de la situación, dice que no todo es "tan malo", pues probablemente este día tendrá muchas visitas debido a que una integrante del grupo de ayuda "Segunda Oportunidad" publicó su historia a través de Facebook para solicitar el apoyo de la ciudadanía.

"La mera verdad es que he estado bien bendecido, ha venido mucha gente a traernos cosas y hasta me están arreglando el cuarto donde están los niños, para que yo ya no batalle tanto", expresó.

Con algo de nostalgia y una tímida sonrisa, Francisco, de 75 años, dice que de joven "anduvo en la loquera", hasta que conoció a Rosita, su compañera de vida, quien por complicaciones con diabetes y otras enfermedades falleció el año pasado. Cuenta que incluso también se fue muy angustiada porque al no estar ella ¿qué iba a pasar con los niños?".

El señor cuenta que es originario de Parras de la Fuente. Su esposa, Rosa Romero, provenía del ejido Luján, de Gómez Palacio, pero se conocieron en Francisco I. Madero. Él tenía 32 años y ella 17, pues repite que se casó "grandecito por andar en la loquera".

Platica que a los 18 años salió de su tierra natal luego de que la muerte de su padre. Como su padre era alcohólico, decidió "hacer su vida lejos". Tiene una hermana y un hermano a quienes ocasionalmente frecuenta.

A los 16 años trabajó en una de las fábricas de vino en Parras y sonríe al recordar que ahí fue donde "agarró el vicio". Reconoce que hasta hace algunos años le gustaba "echarse sus licores". Cuando Juan salió de su casa, llegó a San Pedro, para emplearse como jornalero en la producción de algodón; luego lo contrataron para trabajar en Madero, también en el campo, y así se la pasó durante un largo tiempo, pues aprendió de albañilería y combinaba los dos oficios.

Años después decidió establecerse definitivamente en Francisco I. Madero y fue justamente en el área comercial donde conoció a Rosita pues a su corta edad y debido a la difícil situación que prevalecía en su casa, hacía mandados o ayudaba en lo que fuera a los comerciantes para así obtener un ingreso para apoyar al sustento de la casa.

Platica que cuando la empezó a pretender, ella se molestó, pues "estaba viejo para ella", por lo que "se quitó de la idea" y luego la dejó de ver por uno o dos años y para entonces ella aceptó el cortejo y se "juntaron".

Francisco cuenta que su primera vivienda la tuvieron en la colonia 2 de Marzo, una colonia irregular, sin importarles que batallarían un poco, pues no había ni agua ni luz. El matrimonio decidió establecerse ahí, por lo que construyó unos jacales y conforme iba teniendo el recurso fue edificando su casa, con adobe.

Para entonces ya había nacido Sergio y en ese lugar permanecieron algunos años, luego se "movieron" a otro punto de Madero y en ese tiempo ya tenía a los cuatro hijos.

Relata que con mucha dificultad, su esposa asistía al Centro de Rehabilitación y Educación Especial (CREE), en Gómez Palacio para que los niños recibieran terapia, mientras él era el proveedor de la familia.

Por su trabajo de albañilería, conoció a un profesor que le propuso le construyera una casa en la colonia Armando del Castillo Franco en Gómez Palacio, pero le advirtió que la edificación sería lenta, pues conforme iba teniendo dinero, iría construyendo, pero la condición era que él tenía que establecerse en ese sector, construir un jacal para que le cuidara los materiales, pues tenía el temor que se los robaran.

Francisco le platicó a su esposa la propuesta y reconoce que sin esperarlo, ella le dijo que se irían juntos, pues al establecerse en Gómez Palacio estarían más cerca del Centro de Rehabilitación y no tendría tantas dificultades para llevar a los "niños".

"Me acuerdo que ella me dijo que por sus hijos hacía lo que fuera y la verdad es que sí la sufrimos, porque no había nada, esa colonia también empezaba y eran puras parcelas".

El matrimonio permaneció por varios años, en la finca del profesor y luego él conoció a una líder política, fue cuando empezaron a posesionarse de los terrenos de lo que ahora es la colonia Miguel de la Madrid, donde vive hasta ahora.

Escrito en: pues, luego, ella, colonia

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